Cuando te cruzabas con algo o alguien que no te gustaba, hacías como el avestruz, escondías la cabeza. La mitad del pueblo te tomaba por un idiota, y la otra mitad por un gallina. Sólo los que coincidimos contigo en el colegio sabíamos que no eras un cobarde. En el recreo siempre salías en defensa del débil, del oprimido aunque, a veces, te llevaras las gracias en forma de ojo morado o de labio partido.
La última vez que nos cruzamos, paseando por el parque, nos saludaste con tu sombrero y continuaste tu camino. Para nosotros fue todo un honor, aunque alguien sugiriera que no nos habías reconocido. Pero tu mirada clavada en la mía, durante un instante, me dijo lo contrario.
Ahora somos nosotros los que giramos la cabeza, o apartamos la mirada, o tan solo despistamos cuando nos cruzamos con algún indeseable. Hemos aprendido que la vergüenza y el desprecio van unidos de la mano.
Será verdad que el coleccionar años nos enseña algo más que a soplar velas en una tarta... Un beso
ResponderEliminarBuen relato, que me da pistas sobre algunos comportamientos.
ResponderEliminarGracias, Lucrecia. Pero recuerda que, al final, esto es una ficción y las pistas pueden llevar a conclusiones falsas.
EliminarYo creo, Eufrasio, que la literatura y el arte en general, son una investigación no científica de la realidad, y que llega precisamente a esos lugares a los que la ciencia no alcanza.
EliminarYo, sin embargo, creo que cuando el arte y la ciencia van juntos de la mano, se dan resultados maravillosos.
EliminarNo entiendo tu "sin embargo", tu afirmación no es una oposición a la mía.
EliminarHabrá sido un lapsus. No seré yo quien te contradiga.
EliminarJajaja, te ha traicionado el inconsciente.
EliminarSí, últimamente lo tengo muy preocupado.
EliminarMe parece que esa preocupación es general, aunque no sea un consuelo.
EliminarBuen relato Eufrasio, de acuerdo con mi prima en cuanto a esa vergüenza.
ResponderEliminarEl que desprecia siente vergüenza. Me gustó tu relato, Eu
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios. Me alegra que os haya gustado.
ResponderEliminarQué bueno!!
ResponderEliminarEs una buena reflexión, Eufrasio. Da para pensar.
ResponderEliminarGracias, Geli. Es un pequeño homenaje a alguien que desapareció y ayer volvió a mi recuerdo. Lo de la reflexión sería para analizarlo bajo el efecto de una cerveza...
EliminarCierto, un relato con mucha miga, Eufrasio.
ResponderEliminarMuy bueno!!
ResponderEliminarMuy bueno Eu, siempre es un placer leerte.
ResponderEliminarFantastico Eu!!!
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