Yaces
sin recato, ajena al revuelo que desata la exhibición de tu cuerpo desnudo.
Te
abandonas, indiferente, a las miradas de los otros, desconocedora del hipnótico poder que ejerces
sobre ellos. Te olvidas de ti misma y tus carnes opulentas se abren distendidas
para mostrar, sin pudor, lo más íntimo: el origen del mundo.
Sólo
tu rostro, avergonzado, esconde su deshonra entre los pliegues de una sábana.
Bonita y elegante descripción del cuadro.
ResponderEliminarMe gusta lo de las carnes opulentas, también el uso de la segunda persona. ¡¡Bravo!!
ResponderEliminarSi, a mí también me parece muy acertado el uso de la segunda persona. Si seguís escribiendo micros tan buenos me veo abandonando el blog por rollera.
ResponderEliminarCorto y contundente, muy bien, Geli.
ResponderEliminarHola, Geli. Buen relato. Una pregunta: ¿Por qué "desconocedora del hipnótico poder..."? ¿"Conocedora" no estaría más acorde con "abandonarse"? (No es que así no esté bien, pero me ha asaltado esta duda)
ResponderEliminarHe añadido el adjetivo "indiferente" para que no exista confusión alguna. ¿Así está mejor?
EliminarMuy bueno Geli. Me ha gustado mucho.
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