La Iglesia católica se había quedado a dos velas. Se le habían
expropiado todos sus bienes terrenales, al no poder hacer frente al pago de sus
cuantiosos IBI. Únicamente le quedaban los espirituales -las almas de sus acólitos
y sus limosnas- para subsistir, tal y como predicaban en sus credos. Las
catedrales e iglesias habían pasado a ser casas de cultura y bibliotecas.
El viejo cura de mentalidad anti tridentina, a cara descubierta
aunque no le gustara y con sotana reglamentaria, intentaba rescatar pecadores
de las garras del nuevo movimiento demoníaco. Así que optó por sacar el
confesionario requisado a la calle y seguir haciendo desde allí lo que mejor sabía:
salvar almas con su ave maría purísima, sin pecado concebida.
Muy bueno, Maga.
ResponderEliminar¡Ojalá llegara ese momento! El de pagar los IBIs, me refiero. Me ha gustado mucho, Malén y muy actual, además.
ResponderEliminarPffffff, jajajajajaja, qué diver sería ver a los curas confesando en las esquinas y pasando luego el sombrero, jajajajaja. Mola, Malén
ResponderEliminar¡Menuda idea Malén!. Expropiarles todos los bienes. Muchos que no tienen verdadera vocación colgaría los hábitos. Muy bueno
ResponderEliminarDios te oiga, Malén.
ResponderEliminarVoy a rezar, a ver si el Altísimo tiene a bien concedérnoslo.
ResponderEliminarMe has quitado la idea, pero seguiré con ella. Es una buena reflexión.
ResponderEliminarHola, Malén: ¿Lo de IBIs es correcto, es decir, las siglas tienen plural?
ResponderEliminarPues no lo sé, ahora que lo dices, lo he puesto sin pensar y de alguna manera se tendrá que expresar. Tal vez sea incorrecto y no tenga plural. Lo miraré.
EliminarLas siglas no tienen plural. Gracias, corrijo, he cometido un anglicismo.
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