Se enamoró hasta la locura. Pasaba con él cada minuto de su tiempo
libre. Se sentía una incomprendida entre sus amistades al rechazar citas y
reuniones, pero no le importaba. Él le proporcionaba mayor satisfacción que
cualquier otro de sus anteriores amantes. Eso es lo que eran. Lo estrechaba junto a su cuerpo y abrazaba sus formas redondeadas, la suavidad ambarina de su caja, su resonancia, erizándosele todo el vello de su
cuerpo. Tocar sus suaves cuerdas era como instalarse en el paraíso. Vivía un sueño; dejó
de dar conciertos y clases, de salir de casa. Lo quería para ella sola y desde que lo poseyera, lo protegía
cellosamente.
¡Qué original, Malén! sobre todo ese "cellosamente".
ResponderEliminarEs verdad, le doy la razón a Dori. Muy bonito y con final "original". Por cierto si es una figura retórica ¿cómo se llama?
ResponderEliminarNo es nada, iba a escribir celosamente y lo he cambiado por el nombre del instrumento. ¿Será un guiño o un juego de palabras?
ResponderEliminarEstá genial, Malén
ResponderEliminarMe gusta mucho!! Buen micro!
ResponderEliminar¡Bravo!
ResponderEliminarSiempre me ha gustado ese recurso de "humanizar" a los objetos.
ResponderEliminar¡Bien hecho, Malén!
Enhorabuena. Un buen relato.
ResponderEliminarBuena y seductora historia, buena técnica.
ResponderEliminarMuy bien, Malén.
Me gustan los juegos de palabras.
Buen relato Malén
ResponderEliminarLa primera frase está tan afinada que suena divina. Gran micro, Malén.
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