miércoles, 13 de junio de 2012

EN UN MURO DE LAMENTOS, CABE EL CEMENTERIO

En la entrada de la ermita, cabe el cementerio, el confesor es una piedra más de un muro de lamentos que se adhieren y, con el tiempo, lo penetran hasta degradarlo por un exceso de carga –o de culpa, lo que ustedes prefieran-. Como las piedras expulsan el exceso de sales en forma de eflorescencias[1] así tiene el muro-contenedor-de-lamentos que aliviar su saturación de culpas absorbidas y por ello, las máculas blancas, aunque no se vean en su sotana, empiezan a adivinarse en su fe cada vez que abre la boca.
     Los penitentes, por su parte, se suceden en un incesante y eterno goteo que, sin prisa pero sin pausa, erosiona su voluntad cincelada a fuerza de cilicios y mortificaciones hasta moldearla según las leyes racionales de la física –o de la naturaleza, que viene a ser lo mismo-. Hasta que la piedra del muro no pueda más que mostrar su desprecio porque ellos, pobres pecadores, autómatas de la culpa, son presa de sus debilidades que repiten una y otra vez... Él, por su parte, autoproclamado daño colateral del pulso eterno entre el bien y el mal empieza a sospechar que no es más que un pelele de la superstición institucionalizada –¡Ah!... ¿que se dice religión?-. Pues eso, que empieza a sospechar que no es más que un pelele de la religión.


[1] Mancha blanquecina que surge en algunas piedras y ladrillos, en presencia de aguas fuertes (con exceso de cal).


11 comentarios:

  1. Buen relato y buena reflexión. Me gusta cómo se deja leer.

    Sólo dos observaciones:
    Me sobra esta coma: "En la entrada de la ermita, cabe..."
    Y omitiría la llamada aclaratoria [1] ¿La crees necesaria?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Miguel. Gracias por tu lectura.

      Lo cierto es que la coma en el título es necesaria porque "cabe", eneste caso es preposición. Está hecho con toda la intención.

      En cuanto a la llamada aclaratoria nunca se me hubiera ocurrido ponerla para un concurso literario, por ejemplo. Pero como se trata de un término técnico he preferido, por deferencia a todos los compañeros de VE que no lo conozcan, aclarárselo, porque no tengo claro que la recoja el diccionario de la RAE (tengo que comprobarlo)

      Eliminar
    2. Tienes razón, Eufrasio. Es una preposición que se ve tan poco en los textos -que yo leo- que la tenía olvidada entre bajo y con.

      Tenías que haber puesto otra llamada para explicarla. JAJAJA

      Eflorescencia sí que está en el DRAE.

      Eliminar
  2. Las piedras de mi casa también tienen esas eflorescencias. Y tu relato me ha recordado que las formas del verdín en los muros de las iglesias también fueron consideradas "milagro" en alguna época. Me ha costado entender por la tilde que no ha de llevar el párrafo de "el autoproclamado..."
    Muy buena reflexión!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me parece muy interesante el pensamiento que acompaña al micro.

      Eliminar
    2. No sé, creo que lo que falta es una coma (que corrijo ahora) entre "mal" y "empieza": Él, por su parte (de esto se puede prescindir), autoproclamado daño colateral del pulso eterno entre el bien y el mal, empieza a sospechar que no es más que un pelele... Quizás así se entienda mejor la frase, ¿no?

      Eliminar
  3. Buenísimo el tono, la ironía, el texto y el mensaje escondido. felicitagite.

    ResponderEliminar
  4. ¡Cuánta verdad entraña este micro! Se lee con facilidad, a pesar de que el pensamiento que contiene es profundo, porque su estructura es perfecta. Me ha gustado muchísimo el recurso de la comparación (eflorescencias) como preámbulo para lo que se cuenta después.
    ¡Bravo!

    ResponderEliminar
  5. Inconfundible, Eu, sabía que eras tú desde la primera o segunda línea. Muy bueno.

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias a todos por vuestros comentarios y correcciones.

    ResponderEliminar