Cuando Pablo lamió la mermelada de fresa de la hoja del cuchillo, vio la mitad del rostro de Fernande reflejado sobre el perfil de aquel objeto de acero. Entonces supo que la simultaneidad de los puntos de vista era posible plasmarlos al unísono en un mismo papel. Terminó su desayuno en aquella bohardilla de mala muerte e inició un nuevo boceto.
La otra mitad del rostro de Fernande se reflejó en la manija de bronce de la puerta abierta y no miró atrás. No hubo portazo; desde hacía tiempo sabía que ese momento llegaría y que no podría seguir formando parte de aquel proyecto... Y de su vida tampoco.
Tus personajes me dan envidia... parecen tan equilibrados... los presentas tan conscientes de lo que hay que hacer en cada momento y con la serenidad como melodía de fondo... Me gusta. Un beso.
ResponderEliminarGracias, Mer, por tus comentarios. Lo cierto es que este relato nació de una idea mucho más compleja que, con los últimos recortes y medidas de austeridad ordenadas desde Bruselas, se ha quedado en esto.
EliminarYo también me he imaginado la escena. Muy conseguida.
ResponderEliminarEn otro orden de cosas: No se dice "buhardilla" ? A lo mejor se puede decir de ambas formas...
Gracias, Amparo. Tianes razon: acabo de consultarlo y son válidas Buhardilla, Bohardilla y boardilla; pero se aconseja Buhardilla.
EliminarImpecable, me ha encantado la estructura narrativa y además corto.
ResponderEliminarMuchas gracias, Malén. Siempre es un placer que te agrade
EliminarMuy bueno, Eu. Yo disiento de Mer y veo cierto desequilibrio y desencanto en tus personajes, aunque hay un narrador muy analítico que disecciona los sentimientos con neutralidad.
ResponderEliminarMuy interesante la simetría de este relato. Me gusta. !Enhorabuena Eufrasio!
ResponderEliminarUsar el cuchillo como simbología de lo que sucede en la vida de tus personajes, a la vez que juegas con el objeto y de alguna manera también lo haces protagonista de la historia, me parece todo un acierto.
ResponderEliminarTe propongo la siguiente inversión, a ver qué te parece:
Cuando Pablo lamió la mermelada de fresa, vio la mitad del rostro de Fernande reflejado en la hoja del cuchillo.
¡Me gusta, Eufrasio!
Un micro-micro. Me encanta lo que expresas en tan pocas palabras Eu
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios. Sois todas muy amables conmigo. Un abrazo.
ResponderEliminar