Día a día
asiento, pero no sonrío…
Parapetado tras
mis gafas de sol, espío cada uno de sus gestos y anoto. La libreta rebosa de
apuntes en tardes como ésta que, irremisiblemente, me conducen a aquellas otras
de chivas, matute y gua. Y yo, atento, espero.
Guardo la
libreta en el bolsillo del gabán y mi mano tropieza con la pistola y las dos
balas. Atribulado entre lo que veo y lo que siento, espero el momento de hacer
carambola.
"que cada uno continúe la historia según le apetezca..."
ResponderEliminarA mí se me ha ocurrido continuarla así. Gracias Mercedes por servirme de inspiración en esta ocasión. Un beso
Me parece estupenda tu historia... el personaje es primo del mío... vaya familia de tarauuuuuuuuusss
EliminarUn beso gordo.
¡Gracias, Mer! He intentado mantener tu estilo, para que el salto de un texto a otro no se notara tanto. Eso es lo que pretenddía, otra cosa es que lo haya conseguido.
EliminarSí, creo que lo has bordado. Me parece muy interesante la idea de encadenar textos. Un beso
EliminarTe ha quedado muy bien, Geli. Yo creo que lo has conseguido.Un abrazo.
ResponderEliminarMuy bien construido como continuación del anterior, ahora ya no nos queda ninguna duda. El título, genial.
ResponderEliminarExcelente encadenamiento, Geli.
ResponderEliminarEnhorabuena Geli, conseguiste lo que pretendías
ResponderEliminarAhora lo he entendido. Excelente continuación del relato de Mer, Geli. Creo que el verbo amagar -como esconder- puede llevar a confusión y suena muy de aquí (no sé si el protagonista se ha escondido él, o lo han escondido). Esto de continuar es muy difícil y por ello tu relato, además de acertado, es valiente. Un abrazo. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu observación. Creo que es muy buena, y por ello voy a cambiar esa palabra por otra.
Eliminar¡Qué bien que me leas con tanta atención!