miércoles, 31 de agosto de 2011
LEONCIO Y SUS HERMANOS
martes, 30 de agosto de 2011
UNA AMISTAD EXTRAÑA
lunes, 29 de agosto de 2011
LA NIÑA-MURCIÉLAGO (para tod@s l@s hij@s, sobrin@s y niet@s de VE)
domingo, 28 de agosto de 2011
CUÉNTAME UN CUENTO
UTOPÍA
sábado, 27 de agosto de 2011
Vacaciones en el Occidente de Asturias. Fina Fernández
miércoles, 24 de agosto de 2011
COCIDITO WESTERN
Hace calor, se derrite mi cerebro como si fuese requesón, el sudor espeso recorre mi nuca y afila los pelillos que la cubren, están mojados como plumas de pollito desorientado. 41 grados es el límite que soporta mi cordura, si sube un grado el termómetro, no se qué puede pasar. Hoy se mantiene en los 40, pero la alarma naranja es una amenaza a las claras en todos los telediarios. Cuando hace mucho calor, creo que soy un pistolero de spaghetti western, masco tabaco, uso poncho y calzo botas con espuelas, inclino mi sombrero de piel de becerro de ala ancha, la mitad de mi cara se cubre de sombra, escupo en el suelo un líquido marrón y recorro las calles polvorientas buscando valientes.
Mi termómetro digital marca 42 grados, nunca falla, miro a través de la ventana y aparece la neblina del calor, mi cabeza se embota, mis pensamientos corren a esconderse, salgo. La calle se ve desierta, rosas de Jericó la recorren, el polvo sube al cielo en pequeños remolinos. A lo lejos aparece un valiente, quiere retarme, lo intenta, sus manos están a ambos lados de sus caderas, su posición en alerta no deja lugar a dudas. Hace un movimiento imperceptible que yo veo, soy más rápido, disparo con mi Colt del 45 y se desploma al instante, me acerco, 10 metros, me acerco más, 5 metros, veo como todavía tiembla su pie izquierdo, me pongo a su lado, aún respira pero poco, dice algo, creo entenderlo "¿porqué?".
En la calle no hay ni un alma, un perro ladra con miedo, sólo se escuchan las pisadas de mis botas. Sopla una brisa refrescante, estoy aturdido, a mis pies hay un hombre muerto de un disparo en la cabeza. Cuando Madrid hierve en agosto, se convierte en una ciudad inhumana y peligrosa. Será mejor que vuelva a casa.
sábado, 20 de agosto de 2011
LA PUERTA DE ENFRENTE.
viernes, 19 de agosto de 2011
Un verano inolvidable
Las tardes son igualmente insoportables. Contemplo el paseo lleno de gente alegre andando de aquí para allá. En un balcón cercano entonan el "cumpleaños feliz", en otro mueven sin cesar el cubilete de dados del parchís y mi vecinita de abajo toca el saxofon, ya con cierta maestría, no con la pesadez con la que empezó hace 14 años. Yo quiero bajar a la calle, quiero pasear, tomar el aire y despejar esta cabecita mía que está cada día más sonada, pero nada que no puedo. En el armario guardo todo el vestuario de la temporada que me compré por catálogo, muerto de risa está el pobre, ni me atrevo a abrir la puerta para que no me diga alguna barbaridad. Qué ganas tengo de que llegue el invierno para estar tan a gusto metida en casa al amor de la chimenea.
jueves, 18 de agosto de 2011
VIVA EL DIVORCIO
lunes, 15 de agosto de 2011
MIRADAS
jueves, 4 de agosto de 2011
TRAS EL MAR. Por Pilar Sánchez Galiano.
EL REGALO
Del Marara al Sondemar.
miércoles, 3 de agosto de 2011
LA VELA
Nos ha pillado la lluvia en alta mar. Nos tapamos con las toallas. ¡Te he sentido tan cerca! Hace años que no estábamos tan abrazados. Nos hemos distanciado sin saberlo. Tú ocupado en tu trabajo, en la asociación de vinateros, en la pesca. Yo tampoco te he hecho demasiado caso. Atareada con nuestros hijos, nuestros padres, la señora Engracia, que desde que enviudó, es una más en la familia. Así, por unos o por los otros, nosotros simplemente siguiendo la rutina, la obligación, la necesidad. Eso sí, siempre hemos tenido nuestros cuatro días de velero. En los primeros años era romántico, dejábamos que la vela nos llevara. Sin embargo ahora, es más bien rutina, por no perder la costumbre. De todos modos, agradezco a la lluvia que nos ha regalado este momento.
SPLASH
-Mañana otra vez castigadas. Pero me da lo mismo porque la puesta de sol desde esta cala es espectacular y además en esta época del año el ambiente es de primera. Fíjate que barcos y qué me cuentas de la música, con toda esa gente bailando mientras se va escondiendo el sol. Lo que daría yo por ser una de esas chicas que saltan sobre la arena… ¡Soñar es gratis hermanita! Intenta desconectar un rato y no pensar más en papá, que te lo veo en la cara aunque disimules. ¡Qué sí, que mañana estaremos castigadas, pero que esto de hoy ya no nos lo quita nadie! Relájate y disfruta el momento. Mira los colores, escucha la música y siéntete viva. Hazlo aunque sólo sea por mí. -Pero si yo estoy relajada, bueno todo lo que estas rocas me dejan estarlo. Lo que pasa es que no soy como tú ya lo sabes. A mi venir a estos sitios no me parece bien, me pongo nerviosa. Primero porque alguien podría vernos o lo que es aún peor y que prefiero no nombrarlo. Tú en eso no piensas, para pensar ya estoy yo, no vas a cambiar en la vida. Tú con relajarte y soñar ya tienes suficiente. Sé que no lo has olvidado, aunque ya nunca me hables de ello. Te lo veo en los ojos y cuando llegan estas fechas aún más. Y dime la verdad, ¿estarías dispuesta a pasar de nuevo por ese sufrimiento? -Lo estaría. Por volver a verlo sería capaz de aceptar cualquier castigo de papá. Y por un beso suyo renunciaría hasta a ti. Ya ves, hasta a ti que eres lo que más quiero en este otro mundo injusto en el que me ha tocado vivir. Pero no te preocupes, él no está aquí. Hace años que no viene por este sitio. El tiempo debe haber pasado para él de otro modo y su vida estará muy lejos ya de aquella noche que vivimos juntos. Lo más seguro es que ni me recuerde o si lo hace tan sólo sienta rencor. Le prometí que volvería a la mañana siguiente. Prometí algo que sabía que no podía cumplir y desde entonces cumplo el castigo de una mentira y estoy atada a este amor imposible. -Perdóname. No quería hacerte recordar. No llores. Si tú lloras a mí se me parte el alma y entonces no voy a poder disfrutar ni de la puesta de sol, ni de la música, ni de nada de nada. Castigada y sin haber disfrutado una pizca de esta escapada. ¿Qué te parece el plan de mañana? Anda no pienses más y sonríe de nuevo. ¡Por favor! -Ya lo hago. Estoy sonriendo pero el sol casi se ha escondido y no puedes verlo y además tienes toda la razón, esta roca nos está dejando las colas destrozadas. Será mejor que nos zambullamos y empecemos a nadar si queremos llegar a casa para la hora de la cena. |
UN PASEO POR MAR. Por Saluditero.
martes, 2 de agosto de 2011
El año que no viví
TERUEL ESTÁ MUY LEJOS DEL MAR
¡QUÉ MALA PATA!
Fue un descuido fatal, mientras nuestros hombres trasteaban en la cocina preparándonos un tentempié, la pobre se cayó al agua con tan mala fortuna que se quedó enganchada en la hélice del barco. No pudimos hacer nada. Creo que nuestro amigo va a trasladar su hermoso cuerpo inerte en avión para entregársela a su familia. Pobrecilla, también ha sido mala pata...
Mis vacaciones
Crónicas del verano mallorquín
Las que tenemos la dicha de vivir en la isla de “la Calma” y decidimos reposar durante el verano, descansar, leer, y vivir ajenos a la invasión turística, en la medida de nuestras posibilidades, nos damos cuenta de que a pesar de nuestros denodados esfuerzos, tal idea es inverosímil.
Se inicia el largo goteo de familiares y amistades bajo la consigna común de “ya que vais a estar ahí… aprovechamos para visitaros”.
Y comienza nuestra larga agonía y las visitas se van instalando en nuestra casa. Eso sí, sucesivamente y no todos de golpe. Es entonces cuando pensamos que somos demasiado buenas, por no decir tontas. Claro que nos regocijamos de verlas pero…
La cuñada y sus dos hijos adolescentes que, como están de vacaciones suponen que tú no, porque estás en tu casa y cada día se levantan preguntando antes siquiera de tomar el desayuno: -¿qué planes hay para hoy? Y tú, como buena boba que eres, ¡hala! a organizar excursiones, comidas, paseos y salidas a calas atestadas de turistas… Y te conviertes cada día en la esclava que satisface hasta el mínimo de sus deseos y además, a su ritmo. Así, hasta que te das cuenta de que se te están acabando las ganas y deseos vacacionales. Y ya empiezas a añorar la vuelta al trabajo, tan relajado.
Pero cuando aún no te has repuesto del anterior estrés, llega la eterna amistad apática y sin iniciativas, a la que le va bien cualquier cosa que hagas, hasta el hecho de no hacer nada y que liquida tu paciencia y se convierte en tu sombra, instalada también ¿cómo no? en tu casa.
Todas estas agradables visitas implican, además, el hecho de introducirse en ese microcosmos imparable llamado aeropuerto, donde la realidad es inaudita e incomprensible. Gran circo repleto de tribus urbanas, grupos y hordas de turistas procedentes de todos los rincones del planeta, constantemente en movimiento. Unos se van rojos como tomates, otros llegan cargados con las más estrafalarias indumentarias: hombres vestidos con tutú como las bailarinas, otros con el gorro, las gafas y en slip de natación se pasean impunemente por el escaparate. Y tú, ahí parada, diciéndote, pero ¿esto qué es? ¿Qué pecado he de expiar? Yo sólo quería descansar y tumbarme a la bartola con mi libro y te sientes un ser de otro planeta. Realmente no entiendes nada. Es entonces cuando decides no pasar ni un verano más en tu querida isla, coger el portante y largarte, al Norte. Lejos, muy lejos.
lunes, 1 de agosto de 2011
GANANDO BATALLAS
UNA RAZÓN OCULTA...
-Este cosmos, sin duda, estimada Crise, no lo hizo ningún dios ni ningún hombre, sino que siempre fue, es y será fuego eterno, que se enciende según medida y se extingue según medida. Medida, medida..., hay una medida, ha de haber una razón oculta bajo el aparente caos que nos envuelve...
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En mi mundo. Por Dani Ramos
Las estrellas me susurran historias de universos que jamás podría soñar. De mundos infinitos llenos de color. Cielos colmados de lunas. Nebulosas multicolores que me hacen recordar cuentos de grandes navegantes. Secretos asombrosos que solo conoce el creador de todas las cosas.
Puedo pedirle a las estrellas que me acompañen mientras camino en las frescas noches de verano. Y ellas me hablan de aquellos a quienes guiaron hace miles de años. Naves que partieron de Fenicia y otros tantos lugares y llegaron a Tarsis. De granjeros del norte que se echaban a la mar en busca de fortuna y jinetes de las estepas, que viajaban libres.
En mi mundo puedo apreciar las cosas que verdaderamente valen la pena, y las recreo a voluntad. Y cada tarde me acerco al acantilado y me siento sobre el césped para ver como cientos de rayos bajan desde las negras nubes del horizonte al mar. Y siento la brisa en mi cara y huelo y escucho el romper de miles de olas.
Y me pongo a caminar cerca de un rio, y el aire me trae el olor de las hojas caídas en otoño.
Las aves del bosque entonan melodías que el hombre jamás será capaz de componer. Los árboles me narran la historia de la humanidad y me cuentan de su decepción al ver en qué nos hemos convertido. Pero yo les animo, y les explico que es mi mundo y no el de los humanos. Les digo que están en mi mente y no en la Tierra. Y ellos se quedan más tranquilos.
En mi mundo no hay personas. Hay recuerdos.
La enfermedad es solo un rumor, la tristeza, es un término desconocido y la muerte llegará a él cuando esta me llegue a mí.
En mi mundo, si quiero puedo volar con o sin alas. Puedo subir o bajar y siempre llego a donde me propongo. Acabo todas las cosas que empiezo.
Y cuando cae la noche de nuevo, en mi mundo las estrellas salen a buscarme. Y me piden que juegue con ellas. Y yo me tumbo en el campo y las cojo y las desplazo por el firmamento. Y las coloco en lugares distintos. Y cuando las miles de galaxias están desbarajustadas, les pido que regresen a sus lugares a la de tres. Y ellas lo hacen. Y nos echamos unas risas. Y les pido que me digan su nombre. Y una a una, me lo dicen, y descubro que ninguno de esos nombres se repite.
En mi mundo las aguas de los ríos fluyen hacia arriba. Y puedo ver como de los picos de las montañas salen disparadas millones de gotas formando nubes, que viajarán por el día hasta llegar al mar, donde se descargarán formando una gran obra de teatro que durará un atardecer de primavera.
En mi mundo, la obra del hombre no existe, y la naturaleza campa libre por donde quiere. Y es ordenada y nada salvaje. Y crece y respira. Y se ilumina con los primeros rayos de sol y brilla con el rocío del alba. Y me deleita con olores que no existen.
En mi mundo, he creado un arce real gigante, para que me entregue una de sus hojas, y pueda hacerla volar sobre el mundo entero con migo encima. Y he visto mis desiertos, y mis cumbres. Mis valles y mis océanos. He visto mi soledad y mi alegría. Mis triunfos y mis derrotas. Y cuando me he sentido satisfecho, le he enseñado a la hoja a volar fuera del mundo. Y he atravesado galaxias y tormentas estelares. Nebulosas planetarias. He tocado con mis dedos la energía de un Quásar. Me he mecido entre estrellas binarias y he dormido a la luz de unas Cefeidas.
He pisado los planetas más bellos del universo. He nadado en océanos de color purpura. He visitado junglas de hielo, y he sentido en mi piel el cero absoluto.
Y cuando me he cansado del frio espacio, he regresado a mi vieja casa con solo pensarlo, ya que en mi mundo, el viaje es un mero trámite, que se puede realizar o no.
Las rocas se ablandan a mi paso y pueden resultar tan cómodas como el mejor de los colchones.
Las leyes de la física existen igual que en tu mundo, pero yo las puedo alterar. Y puedo hacer que aparezcas y respires. Y sientas la paz que yo siento. Y vivas mis experiencias. Y navegues por donde yo navego. Y puedo hacer que una puesta de soles en la constelación del Dragón te alcance el alma y te haga llorar de alegría. Y puedo hacer que paseemos por el bosque y los pájaros entonen una bella melodía que te sonará como decenas de violines y flautas tocando al unísono. Y puedo hacer que los olores que impregnan el lugar te acaricien los sentidos. Y puedo hacer tantas cosas, que desearías tener tu mundo para hacer lo mismo que hago yo. Y cuando te deje de vuelta en la realidad, olvidarás que has estado conmigo, y será un día de esos en los que te levantes, y te des cuenta que no has soñado nada.
Y yo seguiré en mi mundo esperando que llegue el momento.