Logramos ganar la batalla a nuestra timidez e indecisión leyendo viejos poemas de Safo y nuevos poemas de Bukowski. La marihuana también ayudó, no lo voy a negar ahora, al igual que un viejo disco de Tom Waits cuya tercera canción, On the nickel, hacía saltar la aguja del ya obsoleto tocadiscos. La desnudez no era problema: nos imaginábamos desnudos antes de querernos. Tumbada en la cama eras un reino a conquistar, un mundo inexplorado esperando ser hollado por mis manos, mi lengua y mi alma. Recuerdo que me dejaste hacer todo lo que quise, para después reproducir exactamente en mi cuerpo todos los movimientos que yo hice en el tuyo. Éramos dos cuadernillos de caligrafía: sólo se trataba de unir con delicadeza los puntos previamente marcados. Nuestra ansiedad delataba nuestra juventud. Sé que era verano por aquella gota de sudor que descendía, lenta e inexorable, abriéndose camino a través del tiempo y tu vientre. Imposible olvidar los sonidos que hacían nuestros cuerpos al rozarse. No sabía, hasta ese momento, que el sexo fuera sonoro . Tampoco sabía que el sexo tuviera sabor. Tu cuerpo era salado y dulce.
Es verdad, Asun, algo ha pasado en VE, ha subido la temperatura, a pesar de este verano irregular. Muy bueno, Marco, pero por favor, PONED LA LETRA MÁS GRANDE. gRACIAS
ResponderEliminar