sábado, 27 de agosto de 2011

Vacaciones en el Occidente de Asturias. Fina Fernández

En la comarca del Occidente de Asturias, en municipios como Coaña, Navia, Luarca, Tapia de Casariego, entre otros, los ruidos rutinarios se desvanecen, dando alegría a sus habitantes después de disparar el gran chupinazo entre pasacalles con charangas, procesiones, regata de botes y competiciones a nado, como el descenso del Navia, en las aguas de una ría que la contaminación le ha negado el derecho de engendrar y dar vida como en sus mejores tiempos; teatro al aire libre, festivales culinarios y las grandes verbenas  de nuestros municipios. Dan sus últimos coletazos a los festejos de sus patrones, volviendo a la rutina después de un derroche de alegría.

En este verano loco, entre grises brumas y agua primaveral, los días esperan el calor del sol para que le devuelva su vitalidad viéndose recompensados algunas veces.

 En mis recorridos por mi municipio veo pasar a los peregrinos en su recorrido hacia Santiago, apenas llevan equipaje, a pesar de que el viaje suele ser largo, recorren con vista de águila todos los recodos de los lugares por donde pasan absorbiéndolo como esponjas, para en un futuro poder contar a sus gentes las maravillas vividas. 

Aprovechando un día soleado me dirijo a un lugar de mi localidad, donde algunos la llaman el “puente arpa”,  construida en cemento y hierro. Desde aquí quiero dejar mi mente en blanco, intentando escuchar las enormes cuerdas de esta robusta arpa, imagino baladas nacidas  al entrelazar las notas con gran armonía, mientras me asombro al recorrer con la vista todo cuanto me rodea. Al fondo azuladas aguas, con sus casas, sus jardines, sus fabricas y diminutas figuras que son sus habitantes, a mi espalda los verdes prados con sus casitas, sus bosques y los bellos montes, y me hincha el orgullo de vivir en una zona tan hermosa.

Los días de fiestas, playas, caminatas reconfortantes, lecturas que nos transportan a distintos lugares y el placido descanso se van acabando. Cuando no se tiene prisa el tiempo se vuelve perezoso, tranquilo, espectador de un dinamismo que le otorgue de nuevo su protagonismo.

El reloj va marcando las horas a paso firme y el último día de estas vacaciones tocan a su fin. Fuera cualquier ruido que denotaba vida, se vuelve silencio, para que la noche como un sedante nos acaricie nuestro sueño. El tiempo ha cobrado su protagonismo con el sonido del despertador, la rutina llega a nuestras vidas en espera de un deseado próximo descanso.

4 comentarios:

  1. Todo lo bueno se acaba, pero en fin, quizá sea tan bueno por ser breve, como asegura el dicho. (Te faltan por ahi un par de h en las a).

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  2. Gracias Yolanda, intentaré corregirme. Lo cierto es que se dice que se disfruta tanto del descanso porque se trabaja

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