miércoles, 20 de junio de 2012

Autocontrol

Cada tarde, al pasear cerca de aquella tapia alta, cubierta por completo de espesura, vencía la tentación de fisgonear qué había al otro lado. Se alejaba de allí con paso seguro, ufano por haber sabido reprimirse.

Sin embargo, la parálisis, que ahora habita en su cuerpo, le impide saciar aquella curiosidad y no pasa un solo día sin que se arrepienta, una y mil veces, de su maldito autocontrol de antaño.

13 comentarios:

  1. Buen relato, Geli. Cada vez son más cortos.
    Sin tregua con el protagonista. No aprende ni aún paralítico. Me ha gustado. Enhorabuena.

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  2. Mejor soltarse la melena y no autocontrolarse tanto mientras se pueda, ¿no? Me ha gustado, Geli, vamos a ver si lo aplicamos. Besos.

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    1. Muchas veces la parálisis no es física, sino mental... Geli, yo estoy con Lucrecia, hay que soltarse los botones para que corra el aire... Breve y muy preciso el micro. Un beso.

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    2. El autocontrol tiene sus ventajas y sus desventajas, y como todo, llevado al exceso resulta más que perjudicial. Por contra, la ausencia de él, a menudo puede llevarte a situaciones insostenibles de las que es difícil salir airosa. Un tema que también daría para muchas discusiones. Gracias a las dos por vuestras aportaciones.
      Me encantan estos pequeños comentarios, estos retazos de pensamiento que os/nos desnudan un poco frente a los demás.

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  3. Muy buen micro, Geli. Te estás haciendo una experta.

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    1. Sí, es cierto. En tu micro también sacaste muy buen partido de ellas. Un beso.

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  5. Pobre hombre, tendrá que seguir autocontrolándose, jejeje. Muy bueno.

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  6. ¡Cuánto dices con tan pocas palabras! Redondo. Enhorabuena.

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  7. Precioso Geli. No es tan fácil decir tanto en tan pocas palabras

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