martes, 5 de junio de 2012
J.C.
La foto es en blanco y negro, como el buen cine, como el Mundo. Trato de convencerme de que la foto es el motivo que debe empujarme a escribir un relato o simplemente a escribir. “Julio me ha dejado una nota en recepción: Tengo que hablarte de la Maga. Firma J.C., como siempre, y como siempre pienso en una marca de whisky. Bajo la firma, con letra más pequeña, la dirección de un café. Ya estamos otra vez con la Maga, murmullo mientras enciendo un cigarrillo que sé que no debo encender. En la calle, un cielo que pregona tormenta muestra su clara indiferencia hacia mis pensamientos. Llego al café media hora más tarde, pero Julio aún no ha aparecido. Justo enfrente de mi mesa, cruzando la calle, un fotógrafo prepara una curiosa instantánea: un tipo simula pintar un cuadro que descansa sobre un caballete. A su lado, sosteniendo un paraguas, otro tipo (con gabardina)...” Lo dejo. Me pregunto entonces si antes de ponerme a escribir ya sabía que lo iba a dejar; si tenía la certeza de que el texto quedaría inconcluso. No encuentro más respuesta que mi propia cobardía. ¿Qué dirán ahora mis compañeros de Valencia Escribe? Pero hoy necesitaba escribir, al margen de todo y de todos, en un acto de supremo egoísmo. Por eso no hay historia (también me pregunto si alguna vez la hubo), ni hilo narrativo (ídem.), ni más personaje que esta voz que trata de esconderse en las palabras. Soy como la gota de lluvia que es incapaz de luchar contra la gravedad, como el pintor que simula pintar un cuadro, como el músico que elige proteger su instrumento, como la foto que una vez captó la realidad y fue capaz de hacerla eterna. Por eso ahora vuelvo a dejar de escribir, y mi mirada se dirige a aquel París con nombre de juego infantil. Sé que Julio quiere hablarme otra vez de la Maga.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¿Qué dirán ahora mis compañeros de Valencia Escribe?
ResponderEliminar¡Qué bueno tenerte de vuelta, Marco! Eso decimos.
Un abrazo.
Me ha encantado. Al leerlo no lo leía. Lo pensaba. Como si viera escrito lo que iba pensando. Un abrazo Marco.
ResponderEliminarOpino lo mismo que mis compis de arriba, qué bueno leerte de nuevo y escuchar tu voz, Marco. ¡Un abrazo!!
ResponderEliminarBienvenido de nuevo, Marco Antonio. Es un placer leerte, como siempre. Tus compañeros de Valencia Escribe te dicen que sigues siendo un genio. Bravo por ti.
ResponderEliminarYo me sumo a lo dicho por mis compis. Buen relato, bienvenido y ojalá te quedes más tiempo entre nosotros.
ResponderEliminarMarco, después de la tormenta siempre sale el sol. ¿Has vuelto para quedarte? Espero que sí... te echo de menos, mucho, mucho, mucho...
ResponderEliminarQue maravilla leer tu relato inconcluso, como la vida que sigue latiendo en estas páginas y en la que tú nos haces tanta falta. Sigue con nosotros, Marco. Un abrazo muy fuerte
ResponderEliminarEs un placer leerte Marco. Te echamos de menos. Un gran abrazo muchachote
ResponderEliminarM.A. Sigue vomitando tus pensamientos de forma egoísta sobre todos nosotros. Escríbenos sobre Maga cuando te hablen de ella.
ResponderEliminar