Todos los días pasaba por la misma
calle al salir del trabajo. Siempre me llamaba la atención el enorme seto que
rodeaba una gran mansión. Su espesura no dejaba adivinar el interior, pero yo
siempre imaginaba un bello y florido jardín con una elegante casa al fondo.
Un
día, decidí apartar las ramas para saciar mi curiosidad y poder contemplar con
mis ojos lo que mi imaginación había recreado tantas y tantas veces. Ante mí,
el paisaje no podía ser más desolador: los árboles habían crecido de forma
descontrolada y algunas ramas yacían en el suelo arrancadas por algún vendaval.
Los yermos rosales estaban descuidados y resecos. La salvaje yedra ascendía por
las paredes de la casa formando un tapiz de oxidados colores. Las hojas secas
se extendían por todos los lados sembrando los paseos de tonos grisáceos y
tristes. No se escuchaba el trinar de los pájaros. Tan sólo reinaba el
silencio.
Al
día siguiente, decidí fijarme en la casa. Debió ser hermosa en otro tiempo. Ahora
se encontraba descolorida, las ventanas tenían los cristales rotos y las
cerraduras estropeadas, tan sólo en la pequeña torre, algunas parecían haberse
salvado de las tormentas. Las cortinas se encontraban corridas, hasta me pareció
ver la trémula luz de una vela que se deslizaba tras ellas.
Al
llegar a casa, decidí investigar sobre el actual propietario de ese extraño
inmueble. Tras indagar durante un par de horas, todas las fuentes consultadas
coincidían en la misma dirección: “Edificio de tres plantas. Mandado construir
por lord Fielding entre 1870 y 1872. Propietario actual…Mary Fielding, única
heredera con vida. Sus padres y hermanos murieron asesinados una noche a manos
de un grupo de ladrones. Se llevaron toda la colección de pintura, las joyas y
el dinero…”
¡Mary
Fielding! ¿Sería la portadora de la vela encendida que creí ver en la torre?
***
Periódico
“The Times” jueves 25 de abril de 1984
“Hallado
un hombre muerto en extrañas circunstancias. Su cuerpo se encontró en la calle
sobre un charco de sangre. La cabeza estaba encajada en el espeso seto de la
mansión Fielding. Presentaba herida profunda en el cuello por arma blanca. Afectó
a la vena carótida y murió desangrado. La policía registró minuciosamente la
propiedad que parecía estar abandonada. No encontró nada que pudiera
relacionarse con el asesinato. La investigación sigue abierta en busca de pruebas
o testigos que pudieran esclarecer el crimen”.
***
Mansión
Fielding 28 de septiembre de 1984
“Papi,
hoy ha venido otro hombre. Estaba mirando a través del seto, como los
anteriores. No os preocupéis. Mary sabe lo que hacer. Nadie conseguirá entrar
en la casa para haceros daño. Afilo con cuidado mi cuchillo todos los días.
Ellos no me temen cuando ven que me acerco en la silla de ruedas…”
La próxima vez que vayas a esa casa, avísame... me gustaría acompañarte... Me gusta mucho.
ResponderEliminarVale Mer, debe haber muchas por toda Inglaterra con sus fantasmas legendarios.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarImpactante, qué imaginación!!
ResponderEliminarAmparoooooooooooooo, es muy buenoooooooooo
ResponderEliminarEsta semana me va a servir para los deberes del taller
EliminarJo, Amparo, lo tuyo sin duda es la novela negra. No es un micro per es un excelente cuento corto. ¡Bravo!
ResponderEliminarCaray Amparo, me quito el sombrero ante ti. ¡Bravo, bravo, bravisiiimo!
ResponderEliminarGracias, chicas!!!
ResponderEliminarHola, Amparo. Parece que te estás pasando al "lado oscuro" de Wis. Enhorabuena por el relato.
ResponderEliminarSi, me encantan las historias "oscuras", he de reconocerlo.
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