En la pequeña estación de esquí, la mañana había transcurrido sin ninguna incidencia. Niños y adultos disfrutaban de un día soleado dibujando eses sobre el manto blanco y brillante. Pablo y su padre, atraídos por los saltos de una simpática liebre, se salieron de la pista.
-Nos estamos
desviando demasiado. Nos vamos a perder.
-Papá, por favor. Es
la primera vez que veo un conejo vivo.
-Liebre, hijo,
liebre.
Se liberaron de los
esquís y, a pesar de la incomodidad de las botas, anduvieron unos metros más.
La liebre había desaparecido, pero su rastro les llevó a un lugar insólito. Un lago de aguas
transparentes enmarcado por nevadas montañas.
-No he oído hablar a
nadie de este lago. En el mapa no está.
-Pues es muy bonito,
¡qué raro!
Se acercaron más a la
orilla. El agua era pura y cristalina. El color azul que se reflejaba en ellas,
pronto empezó a tornarse gris debido a las oscuras nubes que, con avidez,
devoraban al sol.
La nieve y el frío
intenso se instalaron en torno a ellos. Ambos desandaban el camino desesperados en
busca de la ruta que les llevaba al refugio.
Marta está sentada en
una terraza tomando café. El sol brilla intensamente y se quita la chaqueta. Preocupada,
mira el reloj una y otra vez. “¿Dónde se habrán metido?” Marca con nerviosismo
el mismo número en su teléfono sin obtener respuesta. “¿Por qué no contesta mi
llamada?
Hace rato que el sol
se ha puesto y Marta se ha protegido en el refugio. La guardia civil rastrea la
zona con perros adiestrados.
Ella sabe que no volverá a verles.
Me gusta,está perfecto, pero me descoloca que pases al presente en el final.
ResponderEliminarHola Amparo. ¡Qué final tan amargo! Siempre me ha causado una inmensa inquietud observar cómo un hecho banal -perseguir una liebre- puede convertirse en algo tan trascendente. Los hechos fortuitos que dan un giro radical a tu vida siempre me han apabullado.
ResponderEliminarEstoy con Malén respecto al cambio de tiempo verbal. Y si me permites, cambiaría la frase cliché "hicieron acto de presencia" por alguna otra con más poesía. Algo así como " Nieve y frío rivalizaban por adueñarse de la escena, mientras padre e hijo,desesperados, ...". Esto, por supuesto, es solo una sugerencia.
El resto impecable. ¡Muy bien, Amparo! Un abrazo
Lo del presente lo he puesto a propósito. Es como cambiar de espacio y de tiempo. Es decir: ellos se han metido en una especie de "universo paralelo" y en cambio, ella está esperándoles bajo un sol de justicia.
ResponderEliminarReferente a la utilización por mi parte de un lenguaje más poético va a ser difícil. Mi estilo es más directo y suelo oldidarme de los adjetivos y giros "líricos" en mi discurso.
Respecto a las frases "cliché", te hago caso y voy a sustituírlas.
¡Gracias!
Pues está muy bien que hagas experimentos. Un abrazo.
EliminarHay un espacio más que separa el último párrafo e intenta "descolgarlo" del resto, pero no se aprecia demasiado.
ResponderEliminarEstá muy bien, Amparo. Lo de pulir el lenguaje, poco a poco. Será cosa de familia, yo también soy muy directa, pero no hemos hecho más que empezar, ya veremos cómo evolucionamos. Besos.
ResponderEliminarMuy bueno, Amparo, y muy dramático también. Consigues que el lector se identifique con el sufrimiento de la mujer que sabe ha perdido su familia.
ResponderEliminarEstá muy bien, pero el final es tan rápido que ese drama se vive como en un suspiro. Yo creo que corres mucho para acabarlo, como si tuvieras prisa por plasmar el desenlace del relato. Todo lo demás perfecto.
ResponderEliminarCuando el escritor que se va formando, tiene una idea arriesgada y la plasma como has hecho tu al mezclar dos mundos paralelos en un relato corto, sólo quiere decir que estás evolucionando, estás saliendo de lo normal y la técnica y conseguir hacer lo que pensabas exactamente, lo lograrás escribiendo casi a diario. Muy valiente Amparo.
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros comentarios, todos me sirven de mucho.
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