Y todo un mundo de distancia nos separa y se queda
allá abajo, junto a las luces. Lo que antes desconocía es ahora un motivo de preocupación para mí.
Te imagino como una elegante dama y una música talentosa de la dinastía Tang, que
ha nacido por error, fuera de su momento. En esta época en que nos ha tocado
vivir, nadie repara en aspectos tales como: la suavidad de la piel, el brillo
oscuro de los cabellos, una voz mágica o que sepas arrancar a la flauta un delicado lamento. Me cautivaste cuando te escuché y, a pesar de no hablar ni
una palabra de mandarín, confío en que lo apreciaras. Te llevo grabada en mi
retina, en mi piel y en mi oído interno, de donde nunca nadie te podrá expulsar porque soy tu emperador.
-Disculpe -dijo una voz aterciopelada procedente del asiento contiguo, sacándome de mi ensoñación-, se le han caído los auriculares.
Aventura oriental interrumpida por una voz aterciopelada. Interesante.
ResponderEliminarMuy poetico, suave, ensoñador. Me ha encantado la referencia a las damas de la dinastía Tang.
ResponderEliminarEs agradable la lectura y me gusta la forma en que lo has comenzado.
Estaba yo allí enganchada a la historia y,zas, se rompió el sueño, joooooo. Para qué metes a la plasta de la azafata en la historia...
ResponderEliminarInquietante. ¿Será ella?
ResponderEliminarEste texto, da para su continuación, cuando el soñador se de cuenta de que la mujer de su sueño es clavada a la azafata...
ResponderEliminarUn gusto leerlo.
Dime el título del libro que es capaz de abstraer al lector de un despegue tan dramático.
ResponderEliminarQuiero saber en qué acaba la historia. ¿Es la azafata la mujer de sus sueños?. Magnifico Malén
ResponderEliminarMuy bueno, una compañera de viaje ideal.
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