Estaba en casa de mi hermana, pasaba las navidades con ella y ya sabéis cómo tiene la cabeza, llena de pájaros. Así que se le ocurrió realizar todos los rituales -tonterías para mí-, que dicen que atraen la buena suerte para el año entrante. Yo seguía todos sus movimientos sin decir nada, la dejaba hacer porque soy una persona bien educada y era una invitada. Las maletas tras la puerta: viajes. Las bragas rojas: para encontrar al amor de su vida. Sentarse sobre unos billetes y contarlos: dinero a espuertas… En un momento determinado se quita los anillos de oro que llevaba, y los mete en su copa de cava, se bebe el dorado líquido burbujeante y sigue bailando. Solo le dije: –Eva, vigila– y me fui a la cama.
A la mañana siguiente los buscaba por el jardín donde había vaciado las copas, para alejar las penas y tristezas. Había olvidado lo que contenía la suya. Por supuesto nunca aparecieron. Pensé que ya aprendería.
Los rituales, a veces, resultan estimulantes como lo de las uvas y el champán, en cambio lo de los anillos con tanta burbuja tiene sus peligros. Muy bien, Mag, pero quedamos en poner "Relatos de Nochevieja" en etiquetas. Un abrazo.
ResponderEliminar¿Qué significan los anillos en la copa? espero que no le trajera mala suerte.
ResponderEliminarSe bebe, se bebe y luego,.... se olvida. Divertido relato.
ResponderEliminarOtro relato divertido. ¡Bien hecho, Malén!
ResponderEliminarMuy bueno Malén. Cada año un nuevo ritual se instala en nuestas noches de fin de año, lo que muchas veces nos hace olvidar que lo único que tenemos que hacer esa noche es lo mismo que hicimos las 364 noches anteriores: vivir. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuy bien Malén, me ha gustado y además he aprendido algún ritual más, yo sólo conocía el de las bragas rojas y el de los anillos.
ResponderEliminarSeguro que sus anillos aparecen, ya sabéis donde.....jijijijijiji
ResponderEliminarCualquiera se pone a escarbar para encontrar los anillos. Lo de "Eva Vigila", ¿Tiene una perra que se llama Eva?
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