-No debía ser muy bueno lo que tramaban contra Lu esos desalmados, tendría que avisarla, -pensaba Leocadia mientras caminaba por la calle sin percatarse de que el joven de gafas la estaba siguiendo desde que había salido del local-. Bastante tenía con mantenerse erguida con los dos carajillos dándole vueltas en el cerebro. Se estiró el vestido de punto de colorines que se le iba subiendo a cada paso que daba, tan molesto, y se recolocó las medias caladas, de fantasía, sin ningún pudor. Fue entonces cuando lo vio, era aquel panolis de la barra. Lo saludó asombrada y él le contestó diciéndole que parecía que ambos llevaban el mismo camino y que podían hacerlo juntos. Y así, charlando mientras caminaban, llegaron hasta la puerta de su casa.
"Me
hace gracia este jovencito que solo bebe infusiones, tan bien
educado y encima toca el clarinete. No es que sea muy apuesto, pero
tiene un no sé qué..."
Le
picaba la peluca y solo quería llegar a casa para quitársela. Pero
en vez de eso, le preguntó a su acompañante si quería subir.
Estaba dispuesta a prepararle los tés que hiciera falta. Recordó
que tenía una botella de cava en el frigo. Hacía tanto tiempo que
nadie se interesaba de verdad por ella...
Parece que los estoy viendo en The seven year itch (La tentación vive arriba). Muy acertada, Malén, esa mezcla de cine y VE. ¡Pero qué imaginación más poderosa!
ResponderEliminarCreo que Eufrasio ha cogido tu guante con Billy Wilder.
Muy bueno, Malen, por fin se han encontrado estos dos.
ResponderEliminarEstrupendo.
ResponderEliminarBuahhhhhh!!!
ResponderEliminarMe encanta.Sois unas fieras.Y sí...estoy de acuerdo,los que tocan el clarinete...merecen una oportunidad.Bs.
Muy bonito y evocador Malén.
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