Sherezade, tendida voluptuosamente, entre alfombras, cojines y kilims, continuaba la lectura con su voz gatuna.
Sus amigas sultanas, Marco, el príncipe otomano, y Fernando, el visir de las "comas", atentos a su historia, no advirtieron lo que estaba sucediendo. Solo Leocadia, siempre inquieta, se apercibió.
-¿Se puede saber qué mosca te ha picado, Leocadia? –dijo Sherezade, firme y autoritaria esta vez.
En lugar de contestar, Leo dirigió una aviesa mirada al fondo de la sala. Una vieja lámpara, allí colocada, desprendía humo de color verde. Cautivados todos por el fenómeno, no pudieron reprimir un grito al ver salir de la lámpara a un ser pequeño, rechoncho y patizambo.
-Pero,… ¡si es Diminuto! –dijo Fernando, que parecía ser la única persona todavía sensata en tan descabellado grupo.
El gnomo sonrió jovial y se dirigió a la concurrencia con la amabilidad que le caracterizaba:
-Julieta se ha enamorado de un nómada bereber. Tiene presa a Geli. Teme que la obligue a separarse de su amante berberisco, para pasar la Nochevieja con un grupo de disparatadas y extravagantes cuarentonas, un amigo de Pamuk y un esclavo de los signos de puntuación.
-Pero…¿qué se habrá creído esa tal Julieta? – saltó Amparo en su enfundado vestido rojo-, ¿disparatadas y extravagantes?, habrase visto -repitió con retintín.
-Calma, calma –la interrumpió Malén, siempre tan conciliadora y visionaria. Está claro que Geli necesita ayuda. No podemos dejarla en manos de Julieta.
-Hay que matar a Julieta –exclamó Wis, con una dulce sonrisa, como si asesinar fuera la manera más natural de resolver conflictos.
-“Es tan joven”-pensó Lucrecia, mientras movía la cabeza de un lado a otro, y se hacía cruces. Hay que actuar rápido –manifestó muy seria. Dirigió una mirada inteligente a Asun y Fergal. Ambas asintieron con la cabeza y tomaron a Leocadia, cada una de un brazo y prácticamente la arrastraron hasta colocarla frente a Diminuto. Lucrecia habló:
-Diminuto llévate a Leocadia. Solo ella podrá convencer a Julieta. «Si no atiende a razones, la matará...con lo atropellada que es». Por supuesto, este pensamiento fugaz, lo desterró de inmediato. Sintió escalofríos de solo imaginarlo.
Leocadia trataba de desasirse sin resultado. Diminuto se agachó, le besó los pies, y de un ¡plof!, ambos desaparecieron.
Asun miró el reloj. Quedaba poco tiempo para la recepción en el salón del hotel, pero confiaba en las locas genialidades de Leocadia y en que Saluditero dejara de hibernar y le echara una mano. Congeniaban bastante.
Ainssssssssssssssssss, ¿tan macabra soy? jiji. Me ha encantado este desenlace de la historia, jeje. ¿Continuará? Solo espero que nadie mate a Julieta, snif, que es Nochevieja...
ResponderEliminarMuy bueno, a ver si se nos ocurre algo!! Nadie va a matar a nadie, rescataremos a Julieta y la llevaremos a la fiesta en el hotel de estambul, el famosos de Agatha Cristhie con todas, que para eso tenemos un geniecillo diminuto que nos acompaña!! Bueno, mejor lo escribo, je, je..
ResponderEliminarA quien hay que rescatar es a Geli, y de paso, convencer a Julieta para que se venga con su bereber al hotelito de marras. Por cierto, que yo conozco el de Egipto, pero no sabía que Agatha tb. dejó su huella en otro de Estambul.
ResponderEliminarVoy a hacer algunas correcciones que acabo de ver, de momento.
Oído cocina! Sí en un hotel de finales del s. XIX donde acabó de escribir el Asesinato en el Orient...
ResponderEliminarBueno, bueno y bueno. ¡El follón que estamos montando entre todas, qué bien que lo estamos pasando y qué cuentos más imaginativos estamos escribiendo! Pues a ver qué hago yo ahora que me dejé a Julia enfundada en el vestido rojo y en un centro de salud. Voy a sacarla rápido.
ResponderEliminarSácala rápidamente y para Estambul que ya estamos todas!! El alcohol ni lo tasta.
ResponderEliminarMuy bueno, Geli, y yo sin enterarme de que estoy en Estambul, le voy a decir al médico que me quite del trabajo que me perjudica.
ResponderEliminarVamos chic@s que tengo las teteras y las pastas esperando, y alguna sorpresa que me guardo para después de la actuación de Yolanda,.....
ResponderEliminarMe ha gustado lo del grupo de extravagantes cuarentonas, ja, ja ja!!!!
ResponderEliminarEsclavo de los signos de puntuación. Qué grande Geli, no creo que lo siga, esto es trabajo de mujeres.
ResponderEliminarVaya con los relatos en cadena, muy bien chicas. yo no me apunto, no se me da bien esto de continuar relatos. he leido todas las partes de este relato de nochevieja, pero a falta de tiempo pongo el comentario aquí en este.
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