FANTASÍA ORIENTAL, Malén ( I)

Habían sido invitados a la fiesta que organizaba Fergal en Estambul. Ya llevaba un año en aquella capital y seguía tan feliz como el primer día. En principio, viajaron los que pudieron, los demás se irían uniendo paulatinamente.
La cita era a las cinco de la tarde en el salón de té que regentaba y más tarde la cena, en un gran hotel. Así que los que se decidieron: Literanta, y sus acompañantes capilares bajo un gran sombrero; Asun, enfundada en un vestido super elegante; Marco, acompañado del escritor Pamuk bajo el brazo, Fernando a lomos de un corcel y Lucrecia y Leocadia, de nuevo parlanchinas y totalmente hechizadas por los aromas y colores del Bazar de las especias se encontraban ya paseando la ciudad para asistir a la celebración.

Antes querían cruzar el puente Gálata y el estrecho del Bósforo para sentirse inundados de la magia de Oriente.

De repente, Literanta desapareció tras una sombra hacia el interior de una de las tiendas, estrecha como una cueva. Y tras ella, el resto de sus acompañantes.

Sherezade había vuelto a hacer de las suyas y se había tumbado cómodamente entre  alfombras y kilims, a contar una de sus mil historias. Ellas se sintieron sultanas y ellos,  príncipes otomanos.

Colgados del techo y las paredes, los enigmáticos ojos  de Alá los observaban.