Pasaban las nueve.Estaba arreglando los botes de pinceles en los estantes y recogiendo los restos de la pequeña fiesta de Nochevieja que mis alumnos de pintura habían organizado.
Este mes,todo había sido... un poco alborotado.Especialmente, desde que llegó Mario a posar.
La agencia de modelos le envió por vez primera y ...a nadie dejó indiferente.
Apenas se relacionaba con nosotros y cuando posaba ,cerraba los ojos,concentrado en su postura.Se hacía el silencio.Todos pintaban,excepto yo que iba de lienzo en lienzo,ayudando.
Pero cuando se iba,a Eufrasio le gustaba provocar con algún comentario subido de tono.Leocadia y Amparo,enseguida saltaban.Julieta,ruborizada, se escondía detrás del lienzo.
-”¡¡Eufrasio!!,¡¡eres un picarón!!,decía Yolanda.
Fernando y yo,nos mirábamos cómplices, por encima de las gafas.
Malén increpaba con autoridad:
-”Maestro,ponga orden!!!”
-”Yo..., no puedo opinar.Sólo soy... un hombre desgastado por el óleo”.
Eufrasio,travieso,seguía pinchando a Fergal.
-”A ver, señoras mías, un poco de cordura... ”decía Marco.”¿Quién quiere que le preparé un café...?”
-”Jo,Marco...”decía Lucrecia.
Wis había inventado una vida para Mario y al final,quedaba hecho trizas.Unas veces en un garaje,y otras,en un trigal.Y mientras nos lo contaba,agitaba el tarro del rojo magenta,como si llevara en las manos sus tripas.Asun y Gertrud, seguían el relato con devoción.Como si lo estuvieran viendo y abrían los ojos como platos,sin pestañear.
La tarde del 31 de Diciembre, aquella pequeña familia y yo celebramos la despedida del año.Después,cada uno se iría con los suyos.Excepto yo.Hacía mucho tiempo que vivía solo.
Cuando estaba a punto de apagar las luces y cerrar,sonó el timbre de la puerta.
Abrí y ...allí estaba mi ángel.Era Mario.Con su mirada verde mar,pidiendo permiso para entrar en mi vida.
Este mes,todo había sido... un poco alborotado.Especialmente, desde que llegó Mario a posar.
La agencia de modelos le envió por vez primera y ...a nadie dejó indiferente.
Apenas se relacionaba con nosotros y cuando posaba ,cerraba los ojos,concentrado en su postura.Se hacía el silencio.Todos pintaban,excepto yo que iba de lienzo en lienzo,ayudando.
Pero cuando se iba,a Eufrasio le gustaba provocar con algún comentario subido de tono.Leocadia y Amparo,enseguida saltaban.Julieta,ruborizada, se escondía detrás del lienzo.
-”¡¡Eufrasio!!,¡¡eres un picarón!!,decía Yolanda.
Fernando y yo,nos mirábamos cómplices, por encima de las gafas.
Malén increpaba con autoridad:
-”Maestro,ponga orden!!!”
-”Yo..., no puedo opinar.Sólo soy... un hombre desgastado por el óleo”.
Eufrasio,travieso,seguía pinchando a Fergal.
-”A ver, señoras mías, un poco de cordura... ”decía Marco.”¿Quién quiere que le preparé un café...?”
-”Jo,Marco...”decía Lucrecia.
Wis había inventado una vida para Mario y al final,quedaba hecho trizas.Unas veces en un garaje,y otras,en un trigal.Y mientras nos lo contaba,agitaba el tarro del rojo magenta,como si llevara en las manos sus tripas.Asun y Gertrud, seguían el relato con devoción.Como si lo estuvieran viendo y abrían los ojos como platos,sin pestañear.
La tarde del 31 de Diciembre, aquella pequeña familia y yo celebramos la despedida del año.Después,cada uno se iría con los suyos.Excepto yo.Hacía mucho tiempo que vivía solo.
Cuando estaba a punto de apagar las luces y cerrar,sonó el timbre de la puerta.
Abrí y ...allí estaba mi ángel.Era Mario.Con su mirada verde mar,pidiendo permiso para entrar en mi vida.
Qué gusto leerte por aquí, y qué suerte la tuya!!
ResponderEliminarLo que más me ha gustado ha sido el final feliz. Sí, qué alegría que vuelvas.
ResponderEliminarOtro simpático homenaje al blog. ¡Divertida lectura, final feliz! ¡Bien!
ResponderEliminarComo para no abrirle la puerta y dejarle pasar... Buen micro.
ResponderEliminar¡Bien Asun, ya estás aquí! Muy bonito relato y final aún mejor.
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