-¿Qué te ocurre, Geli? –preguntó Julieta sin dejar de mirarla.
-Nada, no te preocupes.- Respondió sin convicción.
-Vamos, suéltalo. A mi no me engañas.
-No te lo vas a creer,…pero lo he visto-. Geli dejó de remover la crema, y alzó la vista del cazo.
-¿A quién? ¿A quién has visto? – la azuzó nerviosa Julieta, y añadió:
¡Quieres hablar de una maldita vez!
-A tu príncipe bereber –un tono ligeramente burlón, tiñó sus palabras-. Lo ví en el café de la esquina, hablando con el camarero.
No dijo nada más. Se quedó observándola con ojos pícaros. Desde que habían vuelto del desierto, Julieta, siempre tan inquieta y creativa, a ratos, se quedaba en estado de ensoñación.
-Estás de guasa –respondió incrédula- . No puede ser-.
El mentón de Julieta se tensó. Lo levantó un poco. Era un gesto suyo muy peculiar que pretendía conferir autoridad a su rostro, pero que justamente hacía cuando se sentía intranquila.
-¿Hablaste con él? –preguntó molesta.
-Pues sí, a decir verdad, hablé con él. Hemos quedado para tomar té esta tarde a las cinco. Quiere hacernos una propuesta.- Lo dijo de carrerilla, muy rápido. Julieta, que de normal, jugaba con las palabras a su antojo, no supo que decir en ese momento.
-¿Una propuesta? –contestó al fin- ¿Una propuesta? -repitió-, ¿de qué tipo?-.
-Tiene que ver con aquellos vestidos que nos regaló de arena y destellos de luna, con la moda, en definitiva. Quiere crear una colección. De hecho, también vendrán Amparo, Asun, Lucrecia y Eufrasio.
-¿Y qué se les ha perdido a todos éstos en el té de las cinco? –replicó Julieta airada.
-Mujer, Amparo anduvo entre telas y encajes toda su vida, ¿qué mejor asesora sino ella?. Por otra parte, necesita un soporte informático para gestionar el proyecto. Ahí ya tienes el porqué de que haya convocado a Asun. Y para tener éxito en el lanzamiento de la colección, es normal que haya pensado en una mujer con tanto poder de convocatoria como Lu.
-¿Y qué me dices de Eufrasio? Porque no me negarás que rarito, es un rato rarito.-
Esto le salió del alma a Julieta. Lo cierto es que le caía muy bien. Sus puntos de vista siempre eran inesperados y a contracorriente. Eso le gustaba.
-Pues está claro que su papel será esencial en el terreno del diseño. Tú príncipe busca no solo la innovación, sino la provocación, y creo que Eufrasio es clave en ese cometido.
-Sí, claro, mirado desde esa perspectiva,…-se le oyó decir en voz muy baja, como si hablara para sí misma.
Julieta, como un alazán en el valle, agitó su negra cabellera para salir de su estado de ensoñación, y con voz persuasiva, dijo:
-Dame solo un minuto. Me cambio y voy contigo -. Salió azorada de la cocina.
Geli sonrió por dentro. Sabía que Julieta bebía los vientos por el príncipe bereber, pero se cuidó mucho de decírselo de este modo. Desde que mantuvieran aquella conversación sobre la autoría de los textos, su artimaña de hacerle creer a Julieta, que ella y solo ella, tomaba las decisiones por las dos, estaba dando muy buenos resultados.
Las dos mujeres, con la alegría encaramada en los tacones, y sus corazones a buen resguardo del gélido frío de enero, se lanzaron a la calle en busca de otro sueño.
Espero que el sueño sea muy satisfactorio. Gracias por el papel que me adjudicas. Siento haber faltado a la cita pero habrá otras.
ResponderEliminarAinsss, yo no llegué al té de las cinco, perdí el tren
ResponderEliminar¡Qué pena que no he podido conoceros a ambas, espero que continúes el relato y nos lo cuentes todo!
ResponderEliminarA ver si Amparo o Asun se arrancan y me echan una mano.Mañana vuelvo al tajo, y no doy abasto. Se me acabaron las vacaciones.
ResponderEliminarMuy bonito el retraato que has hecho de nuestro té de las cinco. Yo, ahora voy a estar liada y no voy a aparecer mucho por VE, pero después del día dos te echaré una mano en todo lo que pueda. Te deseo un 2012 mejor siempre que el anterior. Bsitos.
ResponderEliminarGracias Amparo por tus buenos deseos. Estoy segura de que 2012 será mejor, estoy poniendo todo mi empeño en que así sea.
ResponderEliminarLlámame tonto, que tú desde luego puedes hacerlo, pero yo diría que es "bereber". Pero cada uno llama a sus príncipes y princesas como le da la gana. Voy a seguir leyendo relatos antiguos porque me pierdo. Me faltan datos. No obstante te felicito por la descripción tan acertada que haces de todos los personajes.
ResponderEliminarSí, cierto, se dice bereber o beréber. Gracias por la correción. Esta ya no se me olvida. Ahora lo corrijo.
ResponderEliminarbereber o beréber.
(Del ár. marroquí berber, y este del ár. clás. barbar, voz de or. onomat.).
1. adj. Natural de Berbería. U. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo a esta región de África.
3. adj. Se dice del individuo de la raza que habita el África septentrional desde los desiertos de Egipto hasta el océano Atlántico y desde las costas del Mediterráneo hasta el interior del desierto del Sahara. U. t. c. s.
4. adj. Se dice de la lengua camítica hablada en una amplia zona del África septentrional por los bereberes. U. t. c. s. m.
5. adj. Perteneciente o relativo a esta lengua.