Cuando las cosas se tuercen es difícil que se enderecen. La culpa fue del neonazi ese, del bárbaro incivilizado del norte, del bufón del cielo infiel vestido de rojo. Nunca habíamos tenido problemas y los negocios marchaban bien, pero fue entrar este indeseable en el mercado del juguete infantil y se rompió el delicado equilibrio que manteníamos. La pax augusta entre nuestras tres naciones se quebró para siempre. Como proclamó el espíritu de Sant’Elia antes de ser elevado al cielo futurista por un aeroplano: “¡Guerra, sola igiene del mondo!”.
En un principio la estrategia fue clara porque se trataba de luchar contra el infiel del gorro rojo. Pero pronto nos dimos cuenta del descomunal poder que había reunido durante todos estos años de supremacía comercial, así que tuvimos que juntar los tres ejércitos. Fue un error. Pronto surgieron los recelos y las envidias entre nosotros y acabamos derivando el interés general en un interés común. La guerra siguió asolando nuestras tierras pero ahora nuestros jóvenes no volvían y la población fue envejeciendo tanto, que los niños casi dejaron de nacer.
Cierto, la guerra había sido la única higiene del mundo, pero el mundo que habíamos conocido también dejó de existir. Nuestros reinos se replegaron hasta poco más que la capital y el resto del territorio fue desmembrándose al ir cayendo poco a poco en manos de grupos tribales. El caos, vestido de rojo y con un gorro coronado por una borla blanca, había vencido y con él vino la oscuridad.
Pues sí, tienes razón. Yo siempre he sido de los Reyes Magos, aunque republicana de creencias, más que nada, tradición familiar. Lo del innombrable señor gordito vestido de rojo fué un golpe de mano inadmisible. pero ya está aquí, siempre fastidiando con la campanita.
ResponderEliminarJuega con ventaja porque llega en buena fecha y los chavales tienen todas las vacaciones para jugar, ahí es dónde gana la batalla.
ResponderEliminarEste recurso al color rojo, como personalización del mal, le da mucho juego al texto. Ya antes, el rojo, se consideró como al "maligno". ¿no es cierto?
ResponderEliminar¡Está genial!