El caos reinaba en mi cuarto. Vestidos, zapatos, bolsos, fulares…, descansaban enmarañados sobre la cama o tirados por el suelo. Mi armario casi vacío, evidenciaba mi inseguridad y aumentaba mi nerviosismo.
Frente al espejo, mi frustración creció. No me gustaba la imagen que este me devolvía.
Nerviosa opté por la prenda más socorrida jamás creada: el vaquero. Una camiseta ajustada y mi calzado preferido: mis flamantes botas camperas, completaron mi atuendo. Di un poco de color a mis ojos y labios, y mi espléndida y brillante melena la dejé suelta.
No quise mirarme al espejo antes de salir. Ya estaba hecho.
Mi cita más deseada y ni siquiera conocía el lugar al que me dirigía.
Llamé a un taxi. Al pub THE DIAMOND, por favor. El taxista me miró de reojo, con una expresión entre el asombro y el disgusto, que decidí ignorar.
En mi estómago, los nervios danzaban imparables.
Mi sueño se hacia real. Iba a estar con Nacho, por fin.
Entré en el local. La expresión del taxista cobró sentido. Si la elegancia hubiera tenido un templo, hubiera sido este. Nacho me vio. Vino a mi encuentro sonriendo, aunque me pareció que su expresión era un poco forzada. Iba hecho un pincel, hasta llevaba corbata. A mi alrededor ni un solo vaquero, y por descontado ni una bota campera. Finos vestidos y altos tacones, vestían a las chicas que me rodeaban.
Maldije para mis adentros recordando las preguntas de Nacho cuando quedamos: ¿Conoces “The Diamond”? ¿nos vemos allí?
-“Estas muy… muy”…”Tu pelo está perfecto”, balbuceó él, mientras –en silencio- nos dirigimos hacia la mesa más apartada y peor iluminada del local.
Yo no creo que tu prota desentonara en el local tan "Kitsch" de la foto, al contrario se sentiría tan a gusto.
ResponderEliminarMag, lo cierto es que me centré en el tema bares o pub's en general, y no pensé en concreto en nuestra bonita foto a la hora de escribirlo.
ResponderEliminarEso te pasa por listilla, por decir que sí conocías the diamond, por no dejarte asesorar por un personal shoper engominado, en fin, has cambiado de registro adoptando un estilo desenfadado como el atuendo de tu prota, a lo Marian Keyes y me ha encantado.
ResponderEliminarDesde luego, Yolanda, cómo escribes, hija. Un aplauso sincero para ti por este escrito y por todos esos que te están premiando este tramo final de verano. Aprovecho ahora para hacer pública mi admiración por tu obra y, ¡qué narices! por ti también.
ResponderEliminarOstras Eufrasio que estoy notando cómo me sube el calor a la cara, no quiero buscar un espejo pero creo que me estoy poniendo colorada. Gracias sinceras, siempre he considerado que mi premio es el placer que siento al escribir, si además recibo algún comentario como este, ya no puedo pedir más.
ResponderEliminarAh por cierto, una aclaración para Eufrasio, que no me han premiado nada este verano. Quizá te refieres a los relatos que he enviado a la esfera y que me han puesto en audio en ivoox o al librillo digital de la Fundación Sierra Pambley de aquí de León en el que hay relatos mios, son sitios a los que cualquiera puede acceder. Besos y gracias por el premio de vuestra compañia virtual, que es el mejor para mi.
ResponderEliminarMe sumo al club de fans de Yolanda. Muy bueno. Yo soy un experto en ese tipo de cosas que le ocurren a tu protagonista.
ResponderEliminarBravo Yolanda, y para nada elegiste mal el atuendo los que van raros son los otros.
ResponderEliminarPobre tu prota, Yolanda. Pero estoy con Marige, yo la prefiero a ella antes q a esos otros trajeados. Muy bueno, de verdad!!!
ResponderEliminar¿Cita a ciegas?,pero si dicen que el amor es ciego, el atuendo ni se notaría.
ResponderEliminarFELICIDADES AMIGA. Ya te buscaré en Sierra Pambley, ¡no se hasta dónde nos vas a llegar!.
No quisiera estar en la piel de tu prota, menuda cara le quedaría. Seguro que pasados algunos años de esa situación, lo recordaría riendose a carcajadas. También la prefiero a ella que a todos los demás estirados....
ResponderEliminarBueno, yo ya ers de este club de fans, así que sigo, muy bueno, Yolanda.
ResponderEliminarYo también me añado al club de fans de Yolanda, sus relatos tiene personalidad y me enganchan desde el principio.
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