El azar conspiró para que el rabillo de mi ojo izquierdo, reparara en una figura tras el cristal, el instinto me obligó a acercar tanto la cara que, el ala de mi sombrero chocó con el obstáculo antes que la nariz. Utilicé varias veces el puño de lana de la chaqueta para esclarecer el empañado vidrio, pero, no conseguí más luz para mis ojos.
La intriga crecía en mi cabeza y con un terco impulso arrimé más mi curiosidad a la ventana, entonces, escudriñé a una mujer de labios perfilados en rojo que guindaban un armonioso rostro.
Ella, miraba pero no veía, engullida por un pensamiento lejano, mantenía una postura hierática y artificial. Cuando mi visión fue un poco más nítida, me cosqué del misterio que envolvía la escena.
La realidad era simple, la mujer posaba para un pintor de poca monta que pavoneaba sus artes entre los escasos clientes del café, al percatarse de mi necedad casi pueril, me dedicó un saludo con evidente desgana y desmesurado desdén.
La intriga crecía en mi cabeza y con un terco impulso arrimé más mi curiosidad a la ventana, entonces, escudriñé a una mujer de labios perfilados en rojo que guindaban un armonioso rostro.
Ella, miraba pero no veía, engullida por un pensamiento lejano, mantenía una postura hierática y artificial. Cuando mi visión fue un poco más nítida, me cosqué del misterio que envolvía la escena.
La realidad era simple, la mujer posaba para un pintor de poca monta que pavoneaba sus artes entre los escasos clientes del café, al percatarse de mi necedad casi pueril, me dedicó un saludo con evidente desgana y desmesurado desdén.
Otra mini historia más a cuenta de esta foto tan sugerente. Una explicación interesante para esa media sonrisa de la mujer y las muecas del curioso del sombrero.
ResponderEliminarQuizás, Mer, eliminaría algún adjetivo en un texto tan corto. Es solo, por supuesto, mi sugerencia. Un abrazo.
Muchas gracias Geli, lo revisaré... Pero son intencionados, me ha costado mucho meterme en la foto y contar algo de ella.
ResponderEliminarGracias a ti por tenerlo en cuenta. No son solo los adjetivos sino la repetición de alguno de los conceptos. Te pongo un ejemplo para que me entiendas mejor. Dices: "el empañado vidrio" y en el párrafo siguiente, "turbia ventana". Ya has dejado claro que el cristal está empañado la primera vez que lo has dicho, ¿por qué redundar entonces en esa idea?. Puedes eliminar turbia y el texto queda más ágil. A eso me refería. No sé si me he explicado bien. Espero que no te moleste que te hable con esta franqueza.
EliminarMe gustan mucho tus relatos, Mer. Tal vez, en esta ocasión, si que le haría caso a Geli y suprimiría algun adjetivo relacionado con el cristal, por lo demás, está muy bien.
ResponderEliminarBuen relato, Mer. Lo de la foto es una simple excusa para escribir, lo digo por si te cuesta como dices en este caso. Puedes dejar volar tu imaginación y escribir lo que quieras.
ResponderEliminarMuchas gracias a todas por todo. Un beso.
ResponderEliminarMe encantaría saber quién era el pintor, jeje, pobre, de poca monta, si es que, Merrrr, jajajajaja. Me ha gustado mucho, para mí la reiteración es un recurso literario muy bien usado. A mí es de los que más me gustan. Felicidades
ResponderEliminarUn punto de vista muy particular, es verdad lo de la postura como un cuadro!!
ResponderEliminarUna foto que da mucho de si. Una historia simpática Mer
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