- ¿Tú crees que nos ha visto?
- No lo sé… ¡Disimula Leonor, disimula!
-¿Qué te parecen estos cuadros tan modernos Anselmo?
- Mujer, que no estamos aquí por los cuadros… Disimula, disimula
- A ti ya te gustaría tener alguno de estos colgado en casa… ¡Costarán un riñón! ¡Seguro!
- ¿Le ves reflejado en el cristal del escaparate? No he traído las gafas puestas para despistar…
- Pues sí, camina por la acera de enfrente con paso rápido y va solo.
-¿A qué fin te has puesto ese perifollo en la cabeza Leonor? Llamas mucho la atención…
- Anselmo, me has dicho que me disfrazara un poco, el muchacho no debía sospechar que le seguíamos. Pues eso he hecho, ponerme el pañuelo del cuello en la cabeza… ¡Tú llevas un sombrero ridículo!
- Fíjate Leonor, los retratos son muy realistas, las modelos muy guapas y descocadas… Pero hay que reconocer que los marcos son buenos, la madera es fina y está muy bien trabajada…
- ¡Anselmo! No me hagas enfadar… ¿Ahora eres ebanista? Las modelos que posan para estos pintores son todas extranjeras y unas frescas. La ropa interior que llevan, bueno, que no llevan, seguro que no la compran aquí, la traerán de París o de más lejos…
- ¡Leonor! Se nos escapa el novio sindicalista de la chica… Corre, vamos tras él con sigilo, tenemos que estar seguros de que es un agitador de masas…
- Creo que estamos actuando mal Anselmo, seguro que es un buen chico. La alcahueta de la vecina nos ha calentado demasiado la cabeza… Nuestra hija está muy ilusionada y nosotros somos unos insensatos…
- ¡Anda, anda! Por cierto Leonor, intenta recordar el nombre de la tienda, volveremos en otro momento…
- No lo sé… ¡Disimula Leonor, disimula!
-¿Qué te parecen estos cuadros tan modernos Anselmo?
- Mujer, que no estamos aquí por los cuadros… Disimula, disimula
- A ti ya te gustaría tener alguno de estos colgado en casa… ¡Costarán un riñón! ¡Seguro!
- ¿Le ves reflejado en el cristal del escaparate? No he traído las gafas puestas para despistar…
- Pues sí, camina por la acera de enfrente con paso rápido y va solo.
-¿A qué fin te has puesto ese perifollo en la cabeza Leonor? Llamas mucho la atención…
- Anselmo, me has dicho que me disfrazara un poco, el muchacho no debía sospechar que le seguíamos. Pues eso he hecho, ponerme el pañuelo del cuello en la cabeza… ¡Tú llevas un sombrero ridículo!
- Fíjate Leonor, los retratos son muy realistas, las modelos muy guapas y descocadas… Pero hay que reconocer que los marcos son buenos, la madera es fina y está muy bien trabajada…
- ¡Anselmo! No me hagas enfadar… ¿Ahora eres ebanista? Las modelos que posan para estos pintores son todas extranjeras y unas frescas. La ropa interior que llevan, bueno, que no llevan, seguro que no la compran aquí, la traerán de París o de más lejos…
- ¡Leonor! Se nos escapa el novio sindicalista de la chica… Corre, vamos tras él con sigilo, tenemos que estar seguros de que es un agitador de masas…
- Creo que estamos actuando mal Anselmo, seguro que es un buen chico. La alcahueta de la vecina nos ha calentado demasiado la cabeza… Nuestra hija está muy ilusionada y nosotros somos unos insensatos…
- ¡Anda, anda! Por cierto Leonor, intenta recordar el nombre de la tienda, volveremos en otro momento…
Jajajaja,... ¡menudo par! Viene muy bien este soplo fresquito en estos tiempos que corren.
ResponderEliminarJejeje una historia muy simpática, te has lucido con el humor Mer.
ResponderEliminarQué imaginación, Mer!! Muy bien contado, me ha gustado mucho
ResponderEliminarUaaaaaa, qué risas, me los imaginaba y todo, pobre hija, seguro que no la dejan tener un novio nunca. Genial, Mer
ResponderEliminarMuy bueno y divertido!!
ResponderEliminarDe acuerdo con los comentarios, Mer, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMuy bueno!!! Pobre chico y pobre hija!!!
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