No podía dejar que una lágrima rebelde delatara su estado de ánimo. Porfió contra sí misma y consiguió cambiarla por una sonrisa. Ahora estaba preparada para enfrentarse a su público. Ese público difícil que le daba de comer. Ella era perfeccionista y era ¡tan arduo en su trabajo alcanzar la perfección…! Ya no le quedaba mucho tiempo. Los años se habían pasado volando y, en el otoño de su vida, necesitaba mucha fuerza y energía para seguir enamorando a tanta gente año tras año, para llevarlos de la mano un trecho del camino y servir, en algún momento: de modelo, de inspiración, de apoyo, de guía… ¿A cuántos habrían ayudado sus palabras? ¿Cuántos habrían apreciado sus esfuerzos para llegar a ser lo que era? Una maestra de pueblo que nunca había perdido sus ganas de aprender.
Vocación Renovada
Muy hermoso. Grandes esfuerzos tienen grandes compensaciones, aunque a veces quedan en el anonimato. Suerte
ResponderEliminarEl otoño es esa lágrima siempre reprimida, ese nudo en la garganta que nos lleva a ser adivinos de lo que nos espera... Muy plástico. Me gusta.
ResponderEliminarBuenas preguntas que nos hacemos muchas veces las que coincidimos en profesión. Impecable.
ResponderEliminarMuy bonito, Vocación Renovada, suerte.
ResponderEliminarMe ha gustado, suerte.
ResponderEliminarel magisterio, ese dificil reto...
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