Su familia, una de aquellas de otros tiempos y bien aferrada a ellos, le impedía literalmente, acudir a cualquier convocatoria de manifestación o algarabía callejera, como lo llamaban entre sus progenitores. “Antipatriotas, eso es los que son todos, quieren hundir el país”. El padre todavía se levantaba entonando viejos himnos que hablaban de nuevos amaneceres.
Cada vez que la encerraban en su cuarto, Aurelia se despojaba de sus zapatos de tacón, las bambas en el bolso, y salía por la ventana del de la plancha, que comunicaba con su habitación. Una vez en la calle respiraba libertad.
Bien perfilado el carácter familiar y la rebeldía de Aurelia en unas pocas líneas. Creo que has omitido "cuarto" por despiste.
ResponderEliminarUn abrazo, Malén.
Lo he hecho para evitar la repetición, pero veo que no queda muy bien.
EliminarSí, ahora que leo tu comentario, lo veo claro. Está bien como lo has escrito, sin embargo, para evitar la repetición de la palabra repites un sonido que está mucho más cercano: "del de". Hum,...
EliminarMuy acorde con los tiempos, Malén. No me extraña que quisiera escapar de los cánticos de su padre.
ResponderEliminarLibertad, libertad, gran palabra y gran relato. Besos.
ResponderEliminarYo me voy a ir con Aurelia en cualquier momento. Me gusta...
ResponderEliminarAinsss, qué vida, pobre Aurelia. Me ha gustado
ResponderEliminarUna chica valiente que sigue sus propias ideas. Me ha gustado mucho Malén
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