martes, 25 de septiembre de 2012

ROLAND & RENÉ

            “Yo suelo regresar eternamente al Eterno Regreso” Borges.

Roland Clauzel es el máximo experto mundial en la obra de Francois Truffaut. Su libro Truffaut y la Nueva Ola: una aproximación no crítica (Editorial Le Gaumont, 1987) se estudia en todas las escuelas de cine, se cita en todos los trabajos sobre el cineasta y es tema constante en todos los debates sobre la cultura cinematográfica francesa. Por eso no es de extrañar que su teléfono suene a las siete de la mañana del día 24 de Octubre de 1996, y que al otro lado, como quien susurra al amanecer, una voz le diga:
-         Lo hemos encontrado.

Bajo este críptico mensaje se esconde la gran obsesión de toda una vida dedicada a la investigación (y admiración) de la obra del cineasta francés, el mito hecho realidad, las horas, los días, las semanas y los años de dura e infructuosa investigación, las críticas de sus más mordaces detractores, un divorcio y la imposibilidad de dejar de fumar. Pero para Roland Clauzel todo eso ya no tiene la más mínima importancia: al fin se ha encontrado la prueba irrefutable de que Francois Truffaut dirigió su primer cortometraje antes de 1953, concretamente en 1952.

Al apagarse las luces de la sala de proyección, la mano de Roland roza instintivamente la mano de René, la culpable (si es que de culpa puede hablarse) junto con Francois Truffaut, de su divorcio. Ese gesto también es significativo, pues detrás de él hay horas, días, semanas y años de habitaciones de hotel y despedidas antes del amanecer, de promesas a medio cumplir y horarios que justificar, de miradas furtivas y perfumes que delatan. Sobre la pantalla aparece una claqueta en la que se puede leer: Despedida en el metro, escena primera, toma tres, dir. F. Truffaut. “Bajo la cúpula abovedada del metro de París, Roland y René entablan una tensa conversación. René le dice que ya no aguanta más, que debe pedir el divorcio, que está harta de pasar horas, días y semanas en habitaciones de hotel que deben abandonar antes del amanecer. La cámara, en un suave travelling, se desliza desde un plano general a un plano medio, acentuando así la profundidad de campo. Roland escucha y no dice nada. René baja la mirada y, como quien presiona el gatillo de una pistola con silenciador, susurra: hemos llegado al final. Fundido en negro.”

12 comentarios:

  1. ¡Plas, plas, plas! ¡Impecable! Me alegra muchísimo que estés de vuelta. Un verdadero placer la lectura de tu relato.
    Bienvenido de nuevo, Marco.

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  2. Lo he leído 1237 veces, hasta memorizarlo todo, para que si te vuelves a ausentar, tu voz y tu letra percutan dentro de mi cabeza. Bienvenido Marco.

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  3. Genial relato que podría publicarse entre los dedicados al cine de VE. Espero que te quedes entre nosotros. ¡Un abrazo!

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  4. Excelente, Marco, te sienta muy bien la paternidad. No te vayas por favor, eres nuestro único padre (creo). Un abrazo fuerte.

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  5. Qué decir si ya está todo dicho. Un genio Marco. Leerte es un gran placer

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  6. Qué cabeza, santo cielo, ya te necesitábamos de nuevo, no te vayas. Genial y admirable discurso para ponernos en situación. Como siempre, amigo!!

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  7. Identificativo relato de un enamorado del cine como tú. Bienvenido, Marco.

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  8. Muy bueno. Mi enhorabuena y bienvenido.

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  9. Marco!!!! Gracias por aparecer y deleitarnos con tus grandes relatos.

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  10. Genial, como siempre Marco.

    Quédate.

    Un abrazo.

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