El cuadro estaba terminado… Era
un encargo de un cliente un tanto excéntrico. Las indicaciones fueron
sencillas: Sería un lienzo de grandes dimensiones, tendría una puerta lacada en
blanco, una cerradura de bronce y unas llaves esposadas en un peculiar
brazalete olvidadas en ella.
Pamela, dudó en aceptar el
pedido, la idea le parecía peregrina y poco lustrosa… pero accedió, los tiempos
no están para despreciar ningún trabajo.
El trato lo hizo directamente con
el interesado, un hombre alto, huesudo, con un exagerado bigote y ademanes
misteriosos. Entró en la tienda una tarde, curioseó de puntillas la obra
expuesta y sin más preámbulos, le ofreció una sorprendente cantidad por el
proyecto.
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La mitad al empezar y el resto al término de la
pintura.
Depositó un fajo de dinero en el
mostrador con un número de teléfono dibujado en el primer billete, encima, el
llavero que debía reproducir en el cuadro.
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Dispone de treinta días para terminarlo.
Jamás nadie contesto al teléfono.
Nadie se presentó en el taller para reclamar la obra. Un día cualquiera, un
mensajero le entregó un pequeño paquete, cumpliéndose así el acuerdo.
Pamela, tiene el cuadro y el llavero expuestos en el escaparate, brillan
sobre un lecho flores secas. No tienen precio...
Suceso extraordinario. Me ha gustado como lo cuentas, Mer.
ResponderEliminarEstá muy bien escrito, pero no logro entender el final, Mer.
ResponderEliminarAhí está el tema Fernando... El cliente quizá, nunca pretendió llevarse el cuadro, quizá solamente era un aviso, una señal, un mensaje para alguien, quizá solamente utilizó a Pamela para cumplir un oscuro plan... cha, channnnnnnnnnnn
EliminarMadre del amor hermoso!!! Quizá las llaves no eran de él y ahora se muestran en una galería de arte para que las vea su dueña.
EliminarEl relato me encanta y está muy bien escrito, pero al leer el final me ha pasado como ha Fernando. Ahora ya...
ResponderEliminarEl final es un poco ambiguo, pero era lo que pretendía... Creo que Pamela está muerta de miedo. En el fondo, sabe que en esta historia hay una intencionalidad muy perversa. Siente temor al cuadro, al llavero y al cliente…
EliminarPues sí que le has puesto muchas interrogaciones y misterio. Me ha gustado Mer
ResponderEliminarMuy original tu micro. Enhorabuena.
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