La insoportable verborrea de lideresa en que Lady Magian O’Rahwa derivó, detrás de un estúpido manifiesto que no se doblegó un solo segundo ni a la emoción ni al optimismo, concluí que las aves de rapiña de la calle Zena tenían de nuevo no sé qué privilegio de patente corsa; la exaltación me soliviantó, pues deduje que el inquino y retorcido discurso ya se distanciaba de mí y que este cambio era la punta de un iceberg mortífero. Involucionaría el cosmos pero no yo, pensé con furiosa firmeza; ningún período, lo intuyo, mi ardiente convicción la había ilusionado; humillado yo podía centrarme en su derrota, con ánimo, pero también con arrestos.
Muy bueno, Eufrasio pero puedes meterte en mi entrada y ponerlo a continuación.
ResponderEliminarEufrasio este texto es digno de Thomas Pynchon!!!!
ResponderEliminarEufrasio, lo he puesto en mi entrada, para que estén todos seguidos.
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