Detrás de la ventana la lluvia -incesante- aumentaba mi melancolía. Las horas crecían, interminables.
Las enfermeras entraban y salían, sonrientes, de la habitación:
- ¿Cómo está hoy nuestra enferma favorita?
-Recuerda que no tienes cena, mañana quirófano campeona, -dijo la más simpática de todas- con tanta alegría, que parecía que en lugar de enfrentarme a una operación a vida o muerte, me esperase un viaje de placer.
La inquietud me invadió. No sé que me pasa con la lluvia, pero me causa malas sensaciones.
Llegó mi turno; antes de entrar al quirófano deseé ver un rayo de sol entrando por la ventana, pero detrás de ella, desafiante y pertinaz, seguía la lluvia.
Muy bueno Yolanda. Lluvia premonitoria...lluvia que no nos deja ver la luz...
ResponderEliminarQué fuerte esas sensaciones que no presagian nada bueno!! Excelente relato!!
ResponderEliminarMuy bien Yolanda, la lluvia más la melancolía, como a mí me pasa y encima antes de entrar al quirófano. Menos mal que la medicina avanza que es una barbaridad. Mejor no ver luz alguna y menos al final de un túnel. ¡Bien escrito!
ResponderEliminarMuy bueno, Yolanda, qué tendrá la lluvia que nos produce esas sensaciones.
ResponderEliminarMuy bien narrado ese miedo al quirófano que se acentúa con la lluvia.
ResponderEliminarSi me permites, cambiaría el tiempo verbal de aumentaba de impf a indefinido: "aumentó", para evitar la cacofonía con "entraban".
En un texto tan corto aparece dos veces el v. entrar, quizás puedas cambiar uno de los dos por un sinónimo.
¡Muy bien, Yolanda!
Gracias a todos y, en especial a ti Geli, por hacerme ver estas cosas que suelen ver mejor los ojos ajenos. Lo revisaré. Besos.
ResponderEliminarDe acuerdo con Geli, muy bien tu relato del quirófano tras la cortina de lluvia.
ResponderEliminarJo, qué miedo. Yolanda, eres muy buena escribiendo sobre cosas cotidianas, volviéndolas terroríficas. A veces, el miedo real da más miedo. Felicidades
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