Con talento…, no encuentro otra palabra.
Un café, una pasta, vasito de agua. En plato de porcelana, servilleta de lino y cucharilla de plata.
Así servía mi abuelo, hace mucho tiempo en “La Querencia”, cada comanda.
Nuestro café se cerró y han pasado los años y con ellos, mucha historia.
Este otoño, he vuelto a subir la persiana del local. Espero que sea mi sustento de nuevo. Y empiezo de la nada, como antaño.
He dado una buena mano de pintura. Colores alegres. Lamparillas improvisadas. Sillas y mesas del antiguo local vuelven a la vida. Y sobre todo, buena música.
Esta vez, no habrá lino blanco pero intentaré hacer de una taza de café, un buen momento y, también… , una nueva forma de vida. (Asun)
¡Está muy bien, Asún. ¡Felicidades!
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