miércoles, 16 de noviembre de 2011

LA QUERENCIA (1.1)

Hacía tiempo que no pasaba frente a la Querencia. Recordaba, como si fuera ayer mismo, aquel día en el que escuchó de aquellos labios cortados por el sol y rematados por una sempiterna colilla, mientras salía, que no volviera nunca más, que él sería el único responsable de lo que pasara.
Se enjugó el sudor de la frente con un pañuelo de lino con las iniciales L.Q. y miró al cielo, como buscando aliento para entrar, o para decidirse, o sólo para olvidar. De todas formas, se palpó los riñones y comprobó que la navaja estaba donde tenía que estar. Era viejo pero con la perica abierta todavía se hacía respetar. Respiró hondo y entró decidido. Estaba todo tan cambiado, olía a limpio, a otra época, esa misma que hacía décadas que le había rebasado. Y todos esos colores, nunca hubiera imaginado que existieran. Se acercó a la barra y con voz ronca balbuceó: ¡Una taza de café, por favor!

3 comentarios:

  1. Un fragmento precioso. Sólo detecto algunos problemas con los signos de puntuación. Faltan comas. Revísalas
    ¡Muy hermoso!

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  2. La falta de comas en el primer párrafo unido a la intensidad del mismo hizo que se me olvidase darle a los pulmones Al terminar tomé una gran bocanada y empecé a leerlo de nuevo.

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  3. Gracias, compañeros. Es el ansia del momento que, a veces, hace invisible la ortografía.He ordenado la frase. Creo que con comas sólo no se arreglaba.

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