Diez años son demasiados para una ausencia. Son un desafío para la resistencia anímica de cualquier ser humano y lo habían sido para mí que regresaba con la sensación de haber fracasado. Volver con el peso del fracaso en la maleta, es más doloroso aún que haber estado años sin respirar tu aire, sin comer tu comida, sin oler los aromas de tu tierra.
Sin abrazar a los tuyos.
Sin abrazar a los tuyos.
Al bajar al andén lo olvidé todo. Tomé el primer taxi que encontré libre y urgí al taxista a llevarme a casa.
Al perderme entre los brazos de mi madre volví a ser el joven casi imberbe que hacía algo más de diez años se había ido detrás de un imposible; me resultó extraño sentir la humedad de mis lágrimas resbalando por mis mejillas, no recordaba la última vez que había llorado. Me sentí bien: seguro y confortado por esa humedad redentora y salada que recorría -impúdica-, mi rostro.
Supe entonces que aquel era mi sitio, que pese a la distancia y el paso del tiempo, nunca dejó de serlo.
Mamáaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Es verdad que madre solo hay una. Muy tierno.
ResponderEliminar¿De dónde vuelve tu prota? Has cambiado de registro y lo has hecho muy bien Yolanda.
ResponderEliminarMuy buena historia y sin necesidad de cuevas.
ResponderEliminarYolanda, tu historia transmite bien las emociones del protagonista. Tiene alma.
ResponderEliminarYo habría omitido los verbos después de los "sin".
¡Bien hecho!
Precioso Yolanda,me ha gustado mucho, impecable.
ResponderEliminarEmocionante y muy tierno, Yolanda, aunque a mí me ponga muy melancólica pensar que estas Navidades tampoco las pasaré con mi hijo.
ResponderEliminarBueno no está muy trabajado me fui a lo fácil, porque no tengo mucho tiempo últimamente. Gracias.
ResponderEliminarYolanda, el sabor de lo aparentemente poco trabajado también es un acierto... Ahí están los libros de Bolaño, con toda su fuerza e intensidad... Muy buen relato y enhorabuena!!!
ResponderEliminarGracias por los comentarios.
ResponderEliminarGeli, agradezco un montón tus consejos por favor, no dejes de hacerlos, aunque, en este caso no estoy de acuerdo, creo que los verbos remarcan más lo que el protagonista ha añorado.
De acuerdo, Yolanda, lo tendré en cuenta, y seguiré comentándote mis observaciones. Está claro que ser redundante, a veces, también tiene su razón de ser.
ResponderEliminar¿Vivia en las cuevas?, su madre seguro que se puso contenta. Buen relato.
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