La primera vez que vi una urna fue en 1982, España aún tenía marcas del yugo de la dictadura, pero, como un país democrático en plena adolescencia, celebraba elecciones generales. Aún veo a mi padre sentado en la mesa de la cocina, preparando las papeletas electorales de mi madre y de Memé, mi abuela. Decía que si no las preparaba él, se equivocarían y su voto no valdría. Vi cómo introducía las papeletas azules de A.P. en los sobres de color carne, cómo lamía los bordes y cómo los cerraba con precisión cirujana. Insistí en acompañarlos al Amador de los Ríos, su colegio electoral, mi cole. Mi abuela se dirigió, cogida de mi mano, hacia las cortinas de pensar, mi padre insistió en que no había nada que pensar, la decisión ya estaba tomada, “La lleva usted en el sobre, señora”. Mi abuela insistió, “el niño debe aprender para la próxima vez”. Y nos encerramos tras aquellas cortinas burdeos. Mi abuela sacó de su bolso un sobre nuevo y unas papeletas de un color diferente al que le había preparado mi padre, al ver mi expresión de desconcierto, dijo: “Si tu padre cree que voy a votar al papanatas de Fraga Iribarne, va listo, con lo guapo que es Adolfo Suárez”.
El equipo de mi padre no ganó, el de mi abuela tampoco, ganó el de un señor muy simpático que se llamaba Felipe y que vestía muy moderno. Mi padre me dijo que muy pronto yo ya tendría edad para votar y que él me prepararía las papeletas como dios manda, para que no hubiese errores. Yo no podía esperar tantos años, ya me veía capaz de estar detrás de las cortinas de pensar, llevando a cabo el truco que me enseñó mi abuela.
Un texto que transmite muy bien cómo una persona sin enfrentarse a otra, termina por hacer lo que realmente quiere. A menudo, la confrontación no sirve para nada. Y hacer lo que uno cree que debe hacer, sin aceptar la manipulación, es un síntoma de madurez.
ResponderEliminarBuena reflexión la que destila tu texto, Fernando.
Buen truco el de tu abuela!! En aquellos momentos los hombres les decían a las mujeres de la casa lo que habían de votar.
ResponderEliminarYo estoy por hacer lo mismo.
ResponderEliminarYo por viajar en el tiempo...
ResponderEliminarMuy bien Fernando, me has recordado fielmente otros tiempos, otros votos ,otras gentes.
Esto lo viví cuando era un crío, al final triunfó la democracia y una cosa tenemos clara, en casa de mis padres no hablamos de política y las papeletas las preparamos nosotros mismos. Lo peor, es que soy la oveja negra de la familia, mi padre, aunque no lo siga haciendo, sigue preparando las papeletas.
ResponderEliminarEsto pasa en las mejores familias. Tu micro y el mío se dan la mano, jajajaja.
ResponderEliminarMuy bueno Fernando!!!
ResponderEliminarEs muy bueno, y muy real, aún hay hombres que se creen con derecho a elegir los pensamientos de sus mujeres, hijos y demás familia. Me ha encantando tu forma de narrar la historia
ResponderEliminarCreo que, en el fondo, es una historia muy tierna. Y una historia, como siempre, magistralmente narrada.
ResponderEliminarP.D.: amigo, hazme sitio que ya tengo la maleta preparada... París nos espera...