Cada vez que pisaba un charco notaba como el espíritu de Gene Kelly le poseía y su cuerpo se abandonaba a la melodía de “Cantando bajo la lluvia”, que se agolpaba en su cabeza una y otra vez. Aquellos arrebatos provocaban la hilaridad de los transeúntes que, después de divertirse, llamaban a los beteranos[1] para que se lo llevaran. Al parecer, la locura nunca puede ser visible.
Tras las sesiones de terapia electro-convulsiva no quedaba ni rastro del espíritu de Kelly, pero el resultado no era del todo satisfactorio porque no dejaba de repetir la dichosa canción una y otra vez. Ahora, eso sí, no se cansaba de decir que era Malcolm McDowell. Por si acaso, se quedaba cinchado en la celda acolchada hasta que le hiciera efecto el prozac.
Justamente eso me pasa a mi, que cada vez que escucho a Gene Kelly cantar bajo la lluvia sólo recuerdo La naranja mecánica, jajaja
ResponderEliminarQué pena con lo estupendo que es!!
ResponderEliminarMientras no se líe a patadas rítmicas con los beteranos...
ResponderEliminarMuy gracioso Eufrasio, lo de los beteranos "mallegao".
ResponderEliminarCreí que te habías colado con beteranos/veteranos, jeje, muy bueno
ResponderEliminar