Tengo una hermana que habita en mi corazón.
Hace mucho tiempo que vive en él. La quiero, la quiero mucho. Intento escuchar
sus palabras, pero no me fío, prefiero observar el lenguaje de su cuerpo, sus
ojos, el rictus de su boca, el escaso ruido que hacen los regalices al moverse,
los saca de una pequeña caja metálica y se los mete en la boca después de un
cigarrillo… Me dicen tantas cosas sus movimientos que puedo mimetizarme con su
miedo, su alegría, su angustia, y yo, a veces, no digo lo que pienso porque
temo herirla y ella, sufre a escondidas una herida de muerte, una herida de amor,
de vida y traición…
Añora los deseos que sabe que no llegarán, los implora
una y otra vez: a unas velas, a una estrella fugaz, a una madre perdida en el
camino, a un amigo que se fue, a una niña que pudo ser… Son ilusiones sembradas
en el corazón y que su pensamiento tiene prohibidas.
Este verano cruel, duro e implacable, no le consiente
derramar una lágrima, el calor es
asfixiante y esconderse en la cama ya no consuela el dolor del alma. Hay que
levantarse, viajar, sonreír y derrochar felicidad en un pozo seco como el
paisaje que día tras día se perfila en sus ojos.
No tengo ungüento, pócima, el milagro que
espera en su desesperanza, quizá, debería esforzarme y recorrer su mundo entero
para conseguirlo; asomarme más veces a mi corazón y buscar a mi hermana,
abrazarla y sacudirle el ánimo con ternura, acercarla a mis entrañas, aliviar
su angustia mostrándole la mía. Tengo una hermana que habita en mi corazón.
Hace mucho tiempo que vive en él.
Es muy bonito, me ha impresionado.
ResponderEliminarMuy cargado de sentimientos tu micro.
ResponderEliminarHermoso, muy hermoso. Los sentimientos afloran y el alma se calma. Me gustó mucho
ResponderEliminarPrecioso texto cargado de poesía. Enhorabuena!!
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