Tras
el biombo escuchó unas voces que hablaban en voz baja y un tintineo de llaves.
Un hombre y una mujer discutían algo sobre un coche. La voz masculina hablaba
nerviosamente mientras que la femenina lo cortaba exigiéndole tranquilidad. Esa
voz era sumamente fría, monótona. Permaneció tras el biombo hasta que escuchó
como unos pasos se encaminaban hacia la puerta cerrándola. La oscuridad de la
estancia era violada por la luz de la luna llena de Agosto. Una tabla crujió
fuertemente bajo sus pies haciendo que se detuviera de pronto y permaneciese
inmóvil con un pie en alto que descendía con cuidado hacia el suelo.
Sintió
frío. Mucho frío, a pesar de que momentos antes el calor le parecía
insoportable. No sabía muy bien que hacía en aquel lugar. Se acercó a la
ventana. Una cortina cubría los cristales. La apartó descubriendo unos grandes
árboles que movían sus ramas golpeando la cornisa. Un perro ladraba a lo lejos.
Cada vez más cerca hasta que divisó como
su perfil se detenía y ladraba con insistencia frente a la ventana. En el breve
instante en que su mirada se fijaba en
una chaqueta tirada en el suelo, un ruido fuerte, un golpe seco hizo que el
ladrido cesase. Volvió a descorrer la cortina. Descubrió a dos personas que
parecían llevar a una tercera cogiéndola
de las axilas, haciendo que sus
pies se arrastrasen por el suelo. Reconoció
la voz de una de ellas. Era el hombre que poco antes estaba en la habitación.
Su voz era inconfundible. La persona que llevaban parecía que se movía un poco.
En un momento observó como las otras dos la soltaban y la mujer de la voz fría
y monótona le propinaba un fuerte golpe con una barra. Se retiró espantado de la ventana
dando pequeños pasos hacia atrás hasta que tropezó con algo en el suelo. Eduard
Muntaner se encontró de ese modo a su mujer Amparo Guillot. Extrañados se
miraron comprendiendo que habían sido asesinados mientras unas voces en la sala
de al lado parecían leer los titulares de un periódico riendo a carcajadas.
“Según
los testigos del fatal accidente Clara
Martin y joseph Guillot el coche del matrimonio Muntaner se precipitó sobre el barranco cuando regresaban
de Cadaqués. Joaquín Guillot anunció
asimismo que los funerales de su hermana
y cuñado se celebrarán en la intimidad de la residencia familiar”.
Angela Bluetooth
Agosto negro, negro. Suerte, Ángela.
ResponderEliminarUna triste historia contada con mucho detalle. La maldad anida en muchas personas y descubrirlo es amargo.
ResponderEliminarTriste historia. Por desgracia, suele ser real. Suerte!!
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