Ese hombre tan enjuto, con porte
de caballero y brazo firme, pasea su poderío por una solitaria playa del sur de
cualquier parte, hasta el perro lleva en su pose la misma actitud que
Margarita, lánguida y abandonada a la suerte que les ha tocado vivir…
El caballero del que no quiero
mencionar su nombre, es su esposo, el guardián de los dos seres que le acompañan.
Un tirano, un traidor de la vida, y aunque ésta no le guarda rencor, la hermosa
Margarita y Emilio, en su existencia perruna sí.
Todos los atardeceres, cuando el
sol se torna de un color cobrizo y se despide bajando la persiana del día;
Margarita, Emilio y ese señor, pasean su tristeza por la orilla de un mar que
rezuma libertad y rebelión.
A ratos, el anónimo, le permite a
su mujer quitarse el sombrero, mostrar a nadie que no sea a él y al horizonte su rostro juvenil y armonioso, Ella, dedica siempre una mirada al mar. Ese
señor es el amo y como tal ejerce. Con una mano guía a su fiel perro encorreado
y con la otra a su sumisa esposa y prisionera.
- Poseerás mi cuerpo. ¡Jamás mi
esencia!, proclama Margarita a los cuatro vientos en silencio.
- Vas muy rápido, las damas elegantes
tienen que andar a pasitos cortos. Ya sabes, las rodillas son mi tortura con tanta
humedad.
Emilio, cabizbajo contempla la
arena, desolado y con la esperanza de reunir en algún momento las fuerzas
suficientes para echar a volar tan rápido que, las piernas de ese señor no
puedan seguirle, se trafulquen y en el caos, Margarita, quede liberada de esa
mano huesuda que le prende el brazo y huya, corra y corra en dirección al mar,
descalza, sin más vela que su melena al viento… Emilio, sueña con la fantasía de
salvar a su princesa de un viejo y achacoso carcelero con el corazón duro y
frío como el mármol.
Qué triste, Mer. Siempre se tiene que ser valiente para salir de una situación así. El perro será fiel pero no la sacará de allí. Ojala Margarita dejara de mirar al mar y mirara a su alrededor, descubriría que el amor la esperaba agazapado a la orilla de alguna ola. Bonito relato
ResponderEliminarDe acuerdo con Wis. Y pensar que todavía existen mujeres bajo ese yugo. Me ha gustado.
ResponderEliminarLa historia de muchas mujeres. Triste y real. Muy bien narrado
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