jueves, 2 de agosto de 2012

26. (concurso) VAMPIROS VERANIEGOS




Cuando el día llegó a su fin, la luz de la luna bañó el lugar donde estaba acampando, inundándolo todo con un resplandor grisáceo, mientras a lo lejos, iba apareciendo una misteriosa sombra espectral. Inmerso en esa soledad, se acostó en la carpa porque quería dormir, pero no pudo conciliar el sueño en esa noche tan calurosa y entonces, decidió sentarse afuera.

De pronto, observó que aquella sombra estaba más cerca y era de un ser esbelto que se movía ágilmente y en cadencia, con ojos brillantes que se encendían y se apagaban. Se le acercó y le dijo con su horrible cara que era el vampiro de esa zona y que se sentía feliz de haberlo encontrado.

- Se que eres un hombre limpio que vienes de la ciudad y trabajas en un hotel con aire acondicionado.

- No entiendo bien porque no fuiste al poblado, le dijo él, sólo por casualidad decidí pernoctar esta noche en este lugar solitario. ¿Será que le temes a alguien?

- Se ve que en verdad eres un ser de la gran ciudad - dijo el vampiro, de lo contrario sabrías que jamás, en toda la historia del mundo, ningún vampiro ha temido a nadie. ¿Por qué debería tenerle miedo a alguien?

- Es posible, dijo él, pero se sabe que muchos se defienden y los abaten con estacas de madera en el corazón y los enfrentan con cruces.

- No es ese mi problema, replicó el vampiro, mi desgracia es que sólo puedo utilizar mis colmillos para saciar mi apetito de sangre, pero en esta zona la gente trabaja en verano de sol a sol, y da ganas de escupir percibiendo su olor a transpiración y cuando alzan los brazos en sus sobacos, se abren las puertas del infierno.

-¿Entonces, qué piensas hacer? , le preguntó él.

- Por suerte podré disfrutar de tu sangre, pero no te preocupes, tú no tendrás todos estos problemas.

De buena gana, hubiese intentado huir, pero el vampiro lo tenía sujetado de su camisa y debió permanecer sentado. Luego el vampiro, hundió sus colmillos en la tierna carne del cuello y ya en la primera incisión había encontrado la arteria y entonces, disfrutó sorbiendo embelezado el sabor del encuentro con la sangre, madre y sustento de todos sus placeres.

La presencia de ese hombre limpio de la ciudad lo hechizaba y el vampiro gozó hasta el hartazgo en una borrachera de sangre. Y mientras el cuerpo del hombre comenzaba a morir, su existencia poco a poco se fue transformando y comenzó su renacimiento. Una pálida y tétrica figura emergió del cuerpo de él, convertido ya en un nuevo y reluciente vampiro.

Entonces, el nuevo vampiro alzó la vista, se despidió con una sonrisa y con una sed incipiente de sangre se dirigió rápidamente a las habitaciones del hotel con aire acondicionado de la ciudad donde trabajaba, a cumplir muy feliz con su primer cometido en aquellos cuerpos limpios, que siempre usan desodorante.

Aliver

6 comentarios:

  1. Habrá que vigilar con quién topamos por los pasillos de algún hotel!! Me ha gustado!

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  2. Estamos rodeados de vampiros, este , al menos, es limpio y reluciente. Suerte, Aliver.

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  3. Bonito relato vampiresco. Me gusta.

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  4. Interesante historia. ¡Me gusta!

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  5. Existen tantos vampiros sin colmillos visibles que cuando llega uno que es lo que parece casi se queda una más tranquila...

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  6. Lo siento, los vampiros no me producen ningún sentimiento. No me dan miedo.

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