Un abrazo efusivo nos ha separado. Has decidido quedarte a vivir en Ibiza. Tal vez haya sido una decisión algo forzada, pero irrevocable por tu parte.
Recuerdo los años que pasamos juntos, tú siempre tan cerca de mí, en una convivencia perfecta. Jamás, ni en un solo momento, me causaste daño alguno.
Fuiste mi compañero de viaje por diferentes continentes. A mi lado también, en los momentos difíciles, arrullándome con tu suave tintineo.
Hemos vivido múltiples experiencias y, sobre todo, una vida de adultos juntos, inseparables de día y de noche, compartiendo sueños, miedos e inquietudes.
Procedías de anteriores vidas, antiguas historias áureas de herencia materna, fundidas y hechas filigrana por las manos de un artesano orfebre.
¡Qué feliz tu pendiente si hubiera podido enterarse de que su dueña, algún día, le haría este bonito homenaje!
ResponderEliminarMe gusta mucho llevar pendientes. Creo que si me permites, se lo voy a brindar a todos aquellos que se perdieron a lo largo de mi vida y que nunca más encontraré... Un beso
ResponderEliminarPara todos los que perdimos. Muy bueno, Maga.
ResponderEliminarBuen ejercicio, Malén. Sin embargo, ¿por qué en singular? Acaso ese compañero ¿se ha extraviado dejando solo a su pareja y por extensión a ti?
ResponderEliminarBesos.
sabiendo aceptar la perdida...
ResponderEliminarQué triste y solo debe sentirse lejos de su gemelo. Un relato muy divertido. Enhorabuena, Malén.
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