-Ni lo
sueñes –dijo, mientras te apuntaba con el cuchillo y la amenaza, marca de la
casa, resbalaba por tu piel.
Hacía tiempo
que sus fanfarronadas ya no hacían mella en ti. Lo miraste, como se mira a un
insecto, y abandonaste la sala sin una palabra. La maleta, con las
escasas pertenencias con las que habías llegado a aquella casa años atrás,
te esperaba en el vestíbulo.
Saliste con la
alegría prendida en tu corazón y el paso firme. Al otro lado de la calle, una sonrisa
te recibía con la promesa de alejarte de allí para siempre.
Menos mal que "corte" es polisémica y no se refiere a nada sangriento. Muy fresco y positivo!!
ResponderEliminar¡Uf, sí y menos mal que había alguien quien le protejiera. Buen micro, Geli.
ResponderEliminarValor y cansancio. Me alegra que tu prota le haya ido. Un beso.
ResponderEliminarEl corte es algo que hay que hacer a tiempo. Buena historia con pocas palabras. Un beso.
ResponderEliminarSicológicamente es correcto: las amenazas provocan temor al principio pero, si son sólo amenazas, acaban cansando. El que las usa, suele tratar de conseguir respeto y obediencia sin tener que ganárselos. En cambio, el desprecio suele ser el resultado.
ResponderEliminarUn micro interesante que me hizo reflexionar.
Gracias a todas por vuestros comentarios. Animan a seguir.
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