Marcaba
las rayitas sobre la pared con el cierre metálico de mi reloj. Si mis cálculos
no erraban ese día comenzaba el verano. El habitáculo que ocupaba tenía una
pequeña ventana en el techo que me permitía separar los días de las noches, mi
reloj estaba parado, se averió cuando uno de ellos golpeó mi muñeca, así pues,
las muescas sobre la pared nacían de mi único contacto con el exterior: un
pedacito de cielo que yo perseguía medroso, a través del sucio cristal de mi
ventana.
No
podía mantenerme erguido dentro de mi zulo con vistas a las nubes, así que me
tumbaba en el suelo y me colocaba boca arriba buscando retazos del mundo del
que me habían arrancado. Cuando la desesperación apretaba mi garganta y me
dejaba sin aire, rebuscaba entre mis recuerdos preferidos para ahuyentarla. Hoy
empezaba el verano, mi estación favorita, y ni siquiera unas circunstancias tan
penosas, apagarían los rayos que iluminaban mis escasas esperanzas.
En
la muesca de ese día, después de hacer el palito en la pared, coloqué un sol
radiante y animado continué dibujando, hice un mar y una playa con palmeras y coloqué
en ella un chiringuito, después me atreví con tu toalla de motivos florares y
hasta con un esbozo de tu cuerpo tomando
el sol tumbada sobre ella. No pude seguir, el extremo metálico del cierre del
reloj con el que dibujaba se partió. No importaba. Ya tenía mi verano.
No
hubo más rayitas en la pared, aunque el tiempo, indiferente, seguía su curso,
su paso llenaba de sombras mi pedacito de cielo.
Han
pasado muchos veranos desde aquel. Muchas voces amigas me instan a olvidarlo. No
entienden que no quiero. Aquel verano prendido de una pared desconchada con su
sol irregular y su mar descolorido, me devolvió a la vida.
Alcatraz
Me ha gustado mucho... incluso lo traslado a unas imaginarias rejas que dejamos que la vida levante ante nosotros en el día a día. Cualquier ilusión es ese trocito de sol, mar... El poder de la imaginación es infinito.
ResponderEliminarHermoso relato de un triste verano, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarPrecioso, Alcatraz...
ResponderEliminarMuy bonito!!
ResponderEliminarBien contado ese afán de algunas personas por no rendirse, por no hundirse en la adversidad. ¡Mucha suerte!
ResponderEliminarLa fuerza que brota de nuestro interior: una poesía, un dibujo..., cada uno busca su tabla de salvación particular, el caso es encontrar alguna.
ResponderEliminarSuerte.
Los recuerdos son el motivo que le impulsan a aferrarse a la vida. Muy buen relato!!
ResponderEliminarEl lado positivo de la vida, sí.
ResponderEliminarLa imaginación hace que se pueda sobrevivir en las peores circunstancias. Muy imaginativo y hermoso
ResponderEliminarQué gran historia, Yolanda. No me extraña que haya quedado primero. Como tampoco me extraña que el protagonista no quiera olvidar aquel verano que le mantuvo con vida.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias Miguelángel por acercarte hasta aquí y dejar tu opinión.
EliminarFuerte abrazo.
No lo había leido hasta este momento por falta de tiempo, y cómo lo siento!!! Me ha encantado, Yolanda, y no me extraña que haya quedado ganador!!!
ResponderEliminarEnhorabuena una vez más y un fuerte abrazo!
Gracias Lara y felicidades también a ti por ser finalista. Un beso.
Eliminar¡Enhorabuena, Yolanda! No puede sorprender a nadie el éxito de este micro en el concurso, porque es una pieza cargada de profundidad emocional.
ResponderEliminarUn abrazo,
Gracias Pedro.
EliminarUff, fuerte este relato. El relato engancha con ese preso que hace muescas del tiempo. De delincuente paso a pensar en preso político. Por el final sé que se libró, y muy bueno eso de no querer olvidar ese verano dibujado que le mantuvo vivo. Impacta es primer "tu toalla", dice mucho, deja de ser genérico para ser personal. Me gustó, Yolanda. Premio merecido.
ResponderEliminarGracias Ximens, yo cuando lo escribí quise transmitir las sensaciones de un secuestrado, un preso de alguna manera lo es también, aunque los de ahora disponen de un espacio un poco mayor al de los zulos, jeje.
EliminarUn abrazo.