Siempre has estado
ahí. Lo sé, lo presiento. Aunque quieras volverme loco, te encontraré.
Te busco de forma desesperada,
calleja tras calleja, plazuela tras plazuela, jardín tras jardín mientras maldigo
la hora en que te vi.
Recuerdo aquella calurosa
tarde de agosto, naufrago por las calles de la judería, justo al desembocar del
callejón del agua, tu mirada se cruzó con la mía. Te deslizabas entre turistas
acalorados y me parecías ajena al lugar, como si la escena en que te
encontrabas no fuese tu sitio, tu época o tu dimensión, pero cuánta magia irradiaba tu errante presencia.
Maldita la hora en que tus ojos se posaron
sobre los míos, maldita la hora en que me sonreíste, maldita la hora en que me enamoré
de la orbita de tus pupilas, de los bucles de tu cabello, de las curvas de tu
cuerpo, de tu sonrisa embrujada…maldita la hora en que me robaste el alma.
Fui hacia ti.
Desapareciste.
Desde entonces te busco
desesperadamente esquina tras esquina, naranjo tras naranjo, escruto cada
celosía y balcón siguiendo tu aroma de azahar, buscando algún rastro perdido
que me lleve hacia ti.
Hace mucho calor y
me cuesta respirar, las gotas de sudor empapan mi piel y los rayos del sol
ardiente me queman como ascuas de carbón. Me derrito. Maldito verano. Maldito
sol.
Dicen que ya no soy
el mismo, que parezco un alma errante, que mis ojos no tienen vida…yo guardo
silencio, recordando el día en que me arrebataste la sonrisa.
El agua de la
fuente refleja tu rostro, tus finas cejas, tu piel blanquecina, tu pelo rojizo,
entonces deseo besarte y hundo mi cabeza en el agua deseando unir tus labios a
los míos, te busco bajo ella hasta ahogarme –bendita muerte si me estrechas
entre tus brazos apartándome de este sufrimiento-.
Me toman por loco, de
locos es andar por calles ardientes a horas que derriten el cerebro; pero no lo
niego, es cierto que estoy loco, loco por ti, por tu mirada, por tu extraña
magia.
Te veo. Te deslizas como una nube entre la
gente que parece no percibir tu presencia, entonces pienso que todo es una
alucinación que se difumina cuando corro hacia ti alzando mis brazos para
tomarte.
Te temo y te amo a la vez; absorbes mi aliento,
me arrancas suspiros, engulles mi fuerza.
Dicen que tengo
“mal de ojo”, que una sombra me ha arrebatado el alma; hay quien dice que me ha
dado demasiado el sol.
De todo ello me río
porque sé que existes y te ocultas entre estas calles, sé que me observas cada momento esperando la ocasión para
martirizarme con tu presencia mientras disfrutas de este juego en que me has
atrapado robando mi esencia como trofeo.
La gente se ríe de
mi angustia, pero yo pienso que son ellos los dignos de risa porque no conocen amor
tan salvaje, tan atroz, tan intenso.
Aunque quieras
volverme loco sé que daré contigo. Siempre has estado ahí. Lo sé, lo presiento…
ALBARRAZ
Albarraz, no dejes de buscar, la encontrarás seguro, y si necesitas ayuda, yo te acompañaré... Es una historia muy hermosa.
ResponderEliminarUau... qué intenso! Me encanta!!
ResponderEliminarLocura de amor!!
ResponderEliminarMe ha encantado. Haces que visualicemos la situación, los sentimientos...
ResponderEliminarSí un amor loco por las calles de ¿Sevilla? Intenso como el clima que lo acompaña. Suerte.
ResponderEliminarPara mi gusto hay "demasiado caramelo", pero es algo personal hacia esa descripción, eh. Ya sabéis, para gustos colores.
ResponderEliminarSuerte.
A mí me ha dado miedo. Creo que sigue un fantasma efímero de su pasado y que nunca dará con ella. Ahhhhh!!!
ResponderEliminarLa busqueda y al final la posible recompensa. ¿La encontrará?. Muy hermoso
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