Malén se levantó a las cinco de la mañana porque ya se le
había acabado el sueño. Se preparó un
par de cafés bien cargaditos, como a
ella le gustaban, solo manchados con un poco de leche y se dispuso a
transcribir su último sueño, el que había tenido en Valencia donde
inexplicablemente había dormido como una reina y había soñado algo muy extraño:
Estaba de paso en un lugar donde había mucha gente. Pensó que
se había equivocado de casa; pero no, allí la recibieron Lu y Pepe, muy amables
ambos y diciéndole que se acomodara, desaparecieron de su vista. No encontraba un hueco donde dejar su pequeña
maleta. Y se dedicó a observar a los extraños personajes que allí habitaban. No, no podía ser una compañía circense, ni una
estación del metro. Era más bien una comuna, pensó al principio. Estaba
Literanta, recitando historias entre sus revueltos cabellos y Leocadia y Julieta
y los cátaros y una reina llamada Juana… Había señores que hablaban de la
crisis, pero sin amargura, se reían y un pequeño los imitaba. Atisbó a unos
cuantos pobres de solemnidad, cargados con sus enormes sacas de enseres, que discutían
entre ellos. Malén los había visto durmiendo a las puertas de Valencia, ese
mismo día. Lucrecia, les decía que ya podían recoger el salón, que estaba todo
revuelto, o los largaba. Paco, vestido de trovador, recitaba poesías, ante un auditorio ávido de palabras. Sus cabellos de plata brillaban en la penumbra que se colaba a través de las ranuras
de las persianas. Los niños aplaudían sus ocurrencias, al tiempo que un par de inquilinas disponían flores primaverales por
toda la casa. Ella saludaba a unos y a
otros, sin comprender nada, aunque nadie parecía reparar en su presencia.
Eufrasio aparecía por la puerta cargado de libros en el interior de un carrito
de supermercado. Cada vez eran más las personas que allí se concentraban y todas parecían sentirse como en su casa. Aquella galería de personajes le resultaba extrañamente
cercana y familiar. Y en un abrir y cerrar de ojos estaban todos en la Cova
Blava de Cabrera, donde los azules mágicos e imposibles, nunca antes han sido imaginados.
Y nadaban y buceaban y disfrutaban.
Entonces lo comprendió: la casa de la imaginación era su refugio, allí vivían todos.
No tengo tiempo de revisarlo, ya lo haré me voy a trabajar!!
ResponderEliminarTampoco lo he revisado, me ha parecido hermosísimo, Malén. Que lo revise Julieta, si acaso.Besos, guapa.
ResponderEliminarO tú, Amparo ¿no?
EliminarBesos para ti, también.
Explicar un sueño a mí siempre me ha parecido difícil. Describir lo extraño y subrrealista. Este relato sí que me ha hecho imaginar la escena y los personajes. Chulo, Malén.
ResponderEliminarLo he leído rápido, y me ha encantado. Sé que una frase me ha chirriado, pero solo una. Tendría que volverlo a leer para detectar cuál ha sido, pero esperaré a ver qué dice Amparo ...jijijiji.
ResponderEliminarMe ha encantado, Malén. He disfrutado leyendolo porque tiene un ritmo muy agradable de lectura. Me ha gustado mucho cómo te mueves entre las escenas.
ResponderEliminarQué bien recuerdas los sueños, Malén, a mi se me suelen olvidar rápido.
ResponderEliminarEsta es la frase que no me acaba de cuadrar. Quizás es por esa doble conjunción del final:
ResponderEliminar"pero no, allí la recibieron Lu y Pepe, muy amables ambos y diciéndole que se acomodara, e inmediatamente desaparecieron."
Quizás yo quitaría la coma final, pondría un punto y diría "Desaparecieron inmediatamente". Algo así.
No sé, Geli. Yo creo que Mag ha puesto la coma para indicar, precisamente, la rapidez con la que desaparecieron. Si pones un punto, cortas la frase y aunque desaparecen inmediatamente, no lo hacen tan deprisa como si sólo lo hacen después de una coma. (Parece que me haya metido en un jardín, pero sé lo que digo). ¡Que hable ahora Mag! El sentido de la frase es el mismo, pero no es igual. No sé si me explico. Me voy a dormir una siesta...
EliminarGracias, Geli. Yo no veo mucha diferencia!!
EliminarLo que me chirría es esa conjunción "e". Si dejas solo la coma -creo que Amparo y su teoría no van desencaminadas- me suena mejor.
Eliminar¡Ostras! acabo de ver que ya la has quitado,..jajajaja
EliminarLa mujer que tenía que viajar a Valencia para encontrarse con sus sueños. Me alegro de que hallaras en ellos la casa de la imaginación en la que vivimos tod@s y en la que se puede hablar casi de cualquier cosa con una sonrisa. Muy bello, Maga.
ResponderEliminarEspero que esa sensación sea duradera. Muy bonito.
ResponderEliminarMuy muy bonito.Me ha emocionado.
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