lunes, 2 de abril de 2012

Días de vino y rosas (I Parte)


-Son las dos de la madrugada. Llevo todo el día trabajando. Regreso a casa y te encuentro levantada, sí, pero estás fría, serena y yo quiero divertirme contigo –balbuceó malhumorado. La lengua pastosa; los olores a tabaco y alcohol prendidos en su ropa, en su aliento.
-Pero, cariño, sabes que estoy dando de mamar a la niña. No puedo beber mientras te espero…
-Sí, sí, ya sé,… la niña, pero no eres la única mujer que está criando ¿sabes? Existe la leche en polvo que es tan buena como la tuya –añadió iracundo.
A Bill, su trabajo de relaciones públicas le obligaba a organizar fiestas y reuniones. Beber y fumar formaban parte del protocolo. Eran ineludibles.
Llegaba tarde a casa de aquellos eventos que él mismo preparaba, completamente borracho, y a la mañana siguiente muy temprano, se incorporaba al trabajo con una espantosa resaca. Un rictus agrio dibujado en la boca, la tristeza colgada de su mirada y el cansancio arrastrado en sus zapatos. Ese era Bill.
Kristen y Bill se amaban. Cuando se conocieron Kristen era abstemia, pero desde aquella noche en que Bill le recriminó, fuera de sí, que estuviera sobria mientras él apenas se sostenía en pie, y rellenara su primer vaso de whisky, el mundo se transfiguró bajo los efluvios del alcohol. Pasaba horas y horas en casa con una copa en la mano, esperando a que su marido regresara. Lo que empezó como un gesto cómplice, se convirtió en adicción.
Sí, ahora se divertían de lo lindo: los dos borrachos, la risa fácil, y el engaño encaramado a sus vidas.

6 comentarios:

  1. Genial, Geli. Perfecta unión de relato por sí mismo y relato en relación a una peli. Espero ansiosa la segunda parte.

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  2. Muy bien contado. Hasta parece que esa vida es genial y todo....

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  3. Muy bueno, Geli, me encanta la viveza de las escenas...¡A por la segunda parte!

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  4. Buena historia, estoy segura que tienes un desenlace sorprendente ....

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  5. Muy bueno!! Se te ha colado un cambio de vocal en balbuceó.

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  6. Yo he leído la segunda parte primero y me encanta la primera. Muy bien, Geli.

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