Parar
el tiempo. ¿Os imagináis como sería? Un simple gesto y detenerlo todo. Todo lo
realmente importante se esfumaría como el humo de un tren recién salido de la estación. No habría
problemas, no habría preocupaciones, tan solo millones de cuerpos flotando en
el aire. Retroceder. Todo el mundo queremos, o hemos querido retroceder en el
tiempo alguna vez. Esa tontería que dijiste que estropeó el momento, esa mirada
que desearías haber entendido entonces y no supiste, o ese beso perfecto y olvidado
que la inseguridad secuestró y guardó en un cofre bajo llave. Tal vez
retroceder en el tiempo simplemente para aprovechar el tiempo con alguien, con alguien
que ahora no está, y decirle a tiempo un te quiero, para que quede siempre en
el recuerdo y se borre el sentimiento de culpa por no haberlo echo. Quizá una
invitación a un vermú rechazada, o un paseo agarrados del brazo para no
tropezar. Disfrutar de nuevo esos momentos, que ahora no son más que un montón
de recuerdos guardados en nuestro corazón, dispuestos a ser revividos en
nuestra mente mientras una diminuta gota de agua empapa las mejillas. Fotos
tontas llenas de vida, de sonrisas y miradas con ternura. La imagen de esa
persona sentada en su sillón, observando el sol de buena mañana, hasta que te
das cuenta de que ese sillón está vacío. Esa costumbre, esa broma que te gastan
todos los años el día de los inocentes, que no te das cuenta de su importancia
hasta que un mal año, el 28 de diciembre tu teléfono permanece en silencio. Ese
silencio que te recuerda y te hace ver, que falta una persona en tu vida. Salir
a la calle y que una suave brisa te acaricie, resultando ser para ti, la
sonrisa más profunda desde los cielos. Ni parar el tiempo, ni retroceder en él
es posible, pero puedes vivir el presente, y esperar un buen futuro. Y es
cierto, que no valoras de verdad lo que tienes hasta que lo pierdes, pero,
¿realmente te ha abandonado esa persona? Busca en tu corazón, allí permanece, y
siempre permanecerá viva mientras tú la recuerdes.
Precioso pensamiento sobre el tiempo y lo que nos dejamos atrás sin darnos cuenta.
ResponderEliminarLa verdad es que hay momentos que no quisieramos que pasaran, pero, dejemos correr el reloj a su justo ritmo, no sea que los malos ratos permanezcan siempre a nuestro lado.
ResponderEliminarBuen viaje a la nostalgia y también a la importancia de vivir el presente, aunque desde mi punto de vista, mejor sin esperar nada, solo vivirlo conscientemente.
ResponderEliminar¡Muy bien María!
Por cierto, llama a la "h" que se te escapó en "no haberlo echo".
Buena reflexión sobre el tiempo que dejamos correr y correr...
ResponderEliminarEn ocasiones desearíamos deterner el tiempo, en otras que pase con rapidez, porque los malos tragos queremos que sean rapidos. Pero tenemos que vivir el momento en su justa medida. Muy buena reflexión Maria
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