Eva, llorando, le suplicó que no se marchara. Él
abrió la puerta con los ojos inundados de lágrimas. Le rogó, por favor, que
no pusiera tantas trabas. La decisión ya estaba tomada y no había tiempo para
rectificar. Ya no quedaba nada entre los dos. Aún así, ella no veía el momento
de quedarse sola, no podía imaginar su vida sin él. Evitaron mirarse para no
aumentar su dolor pero sus lágrimas se derramaron como torrentes. La vecina
salió al rellano al oír sus llantos. No daba crédito a lo que contemplaba,
jamás los había oído discutir, siempre andaban cogidos de las manos y ahora
esto…Les acercó una caja de pañuelos para secar sus rostros empapados pero la
rechazaron. Siguieron llorando rotos por la angustia que les producía la idea de
la separación. La continua proliferación de lágrimas provocó que sus
ropas empezaran a calarse y la vecina, quien también comenzaba a llorar,
llamó a Gloria, de la puerta seis. Ésta subió y, al contemplar la escena, quiso
ayudarles con el trapo de cocina que llevaba anudado en su delantal. Fue inútil,
los tres rechazaron su ayuda debido al olor a ajo que despedía. Gloria, ante
tanta impotencia, comenzó a sollozar y, temiendo lo peor, pidió ayuda al
portero. Miguel, era muy eficiente pero tartamudo, no pudo articular
palabra alguna y se quedó paralizado mirando a los cuatro vecinos. Se encontraba limpiando
el polvo de la escalera cuando le avisaron y, como era alérgico, empezó a
estornudar. Los incesantes estornudos le irritaron los ojos que comenzaron a
protestar emitiendo una cascada de lágrimas. Tanta humedad comenzó a producir estragos
y la vecina de la puerta cinco salió irritada para protestar: El agua ya le
llegaba al salón... Miguel, aunque mudo, seguía teniendo la cabeza en su
sitio y, con diligencia, llamó a los bomberos. Éstos, tan sólo tardaron siete minutos en llegar. Quedaron estupefactos. El oficial al mando, preguntó por la causa de tal desaguisado y, entre gimoteos, Gloria señaló a la pareja. Mientras los demás achicaban el agua, el cabecilla se
dirigió hacia los dos y ,como no se trataba de un incendió, alzó la visera del casco para ver mejor. Sus
ojos se quedaron hechizados por los de Eva. Ésta contempló al atractivo oficial
y, de sopetón, paró de llorar. Sucesivamente cesaron todos de lamentarse.
Roberto, que así se llamaba nuestro bombero, tomó a Eva entre sus brazos
fornidos y, sin mediar palabra, la condujo hasta el interior de su vivienda. El
marido cogió la maleta y, calladito, llamó al ascensor. Su vecina, con su mejor sonrisa, entró en su casa, se sirvió un trago y continuó escribiendo su relato.
Gloria se quitó el delantal, se lavó las manos y se fue con Miguel a tomar un
café a casa de la vecina de la puerta cinco. Los bomberos, sin su jefe, se dirigieron veloces a contener otro
incidente. En el número tres, el agua no cesaba de salir y ya caía por las
alcantarillas...
¡Menudo incidente! Por suerte todo se soluciona. Lo he leido muy rápido, me parece haber leido demasiados "que", puedes sustituirlos por "el cual". Bueno que digan las profes.
ResponderEliminarGracias, Dori. He quitado algunos "que" y los he sustitído por "quien". Otros sa han convertido en signos de puntuación, transformando un poco la frase, el resto de "que" si los quito, creo que el texto pierde el sentido. Hay que comprender de es una sucesión de situaciones un poco repetitivas, aunque no iguales y los "que" son necesarios. Como muy bien has dicho, que hablen las correctoras.
ResponderEliminarjajajaj, qué bueno, ¿no? La verdad es que el final me ha sorprendido. Vaya con el Jefe de Bomberos. ¿Te cuento un secreto, Amparo? Ayer noche lo leí, pero me estresó muchísimo la lectura. Creo que eran esas comas y esos "que", como que todo ocurría de corrido, demasiado deprisa para mi mente. Lo has arreglado y el texto ha mejorado muchísimo. Ahora es más lento y pausado y puedes imaginarte las escenas. Enhorabuena!
ResponderEliminarGracias, Wis. Tampoco lo he cambiado tanto. Estarías espesa a esas horas.
EliminarA lo mejor tendría que haber puesto punt y aparte en algún sitio, pero no lo encontraba correcto. Sé que asusta al verlo así tan tocho, pero hay que empezar a leerlo para darse cuenta de que todo pasa muy rápidamente. Creo que es ese mi estilo, si lo cambiara ya no sería yo.
Lo poco que has retocado es lo que le ha dado las pausas sin perder tu estilo.
EliminarGracias,reina.
EliminarMuy buen ritmo encadenando acontecimientos!!
ResponderEliminarMuy bien Amparo, con ritmo y muy original. :)
ResponderEliminarMuy bueno Amparo. Me resultó comodo de leer con buen ritmo y el relato muy original
ResponderEliminar¡Gracias guapas, sois unos soletes!
ResponderEliminarLlego la última, he estado muy ocupada. Me sumo a los comentarios. Felicidades, Amparo, estás lanzada.
ResponderEliminarGracias primiux!!
EliminarDivertidísimo, de verdad, muy acorde con la foto.
ResponderEliminar¡Guau! ¡Qué retahíla de acontecimientos y qué entretenida esa sucesión! Muy bien, Amparo. Sólo una pregunta: ¿Por qué no mantienes el pretérito perfecto simple con el que has comenzado ("suplicó") -desde mi punto de vista muy acertado- en vez de pasar al pret. imperfecto: "evitaban, se derramaban"..? Si mantienes el tiempo pret. simple, tanto como sea posible, evitas la terminación -ba. El texto será más ligero porque ese sonido no se repetirá. En algunos casos, desde luego, es mejor ussar el impft.
ResponderEliminarVale, Geli. Voy a reintentarlo.
ResponderEliminarSólo he podido cambiar "rogó" los imperfectos siguientes no puedo cambiarlos si no cambio toda la frase. O no sé cambiarlos.
ResponderEliminar"Evitaron mirarse...sus lágrimas se derramaron..."
Eliminar¡¡Jo, volveré a ello, en cuanto me recupere!!
EliminarQué bueno, Amparo. Qué bueno. Me gusta el dramatismo y la explosión final...me encanytan este relato porque tiene sabocillo Kafkiano. De una realidad, nos sumerge, sin que nos demos cuenta, en una irrealidad, que entendemos lógica.
ResponderEliminarGracias Manuel. Hubo momentos en que también me parecía un poco García Márqueziano (con todos mis respetos).
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