viernes, 15 de abril de 2011

DALTÓNICO, LA PELÍCULA. Por Abuelino Patigüeño.

        Un automóvil con una familia dentro viaja por una carretera. Los árboles son azules, el cielo amarillo, los tejados de las casas verdes, y la hierba roja, como lo han sido siempre para sus tripulantes. Los padres van hablando de sus cosas y el niño les interrumpe para decirles que los árboles son verdes y el cielo azul. El conductor se despista con los últimos comentarios, invade el carril contrario y se estrella contra otro vehículo (un camión porque el conductor sale ileso) Los padres han muerto y sólo se ha salvado el niño que está inconsciente.
Cuando recobra el conocimiento escucha la sirena de la ambulancia a lo lejos y a un guardia civil que insiste en que le hable. Mientras tanto, el otro guardia civil, que está tomando declaración al otro implicado en el accidente, a la vez que intenta calmarlo, avisa a su compañero que cubra los cadáveres con una manta porque han quedado a la vista y los coches que pasan están parando para ver el accidente y los cadáveres.
Eso es lo máximo que he podido entender después de ver varias veces la película. No puedo explicarles qué es lo que quiso expresar el autor. Incluso a la salida del cine la gente hacía comentarios diametralmente opuestos.
Resumiendo, queridos lectores: “Daltónico, la película” es tan malo como “Daltónico” el relato; un subproducto de serie Z si estuviéramos en los Estados Unidos de América (del norte) Una enorme tontería esférica, es decir, se mire por donde se mire.


3 comentarios:

  1. Genial, Eufrasio, ahora sí que me queda claro, aunque me entristece saber que mi abejita ha perdido su papel de secundaria de lujo, tendré que hablar con su agente, Fernando de la Granja San Francisco.

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  2. Tranquilo, Fernando. Sé de muy buena tinta que tu abejita todavía está entre nosotros. Busca cuatro más abajo.

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  3. Cuando el error es la realidad, descubrir la verdad causa un asombro increíble. O visto de otro modo, si el niño delira los padres se asustan. De cualquier manera el relato es triste, pero muy bueno para pensar.

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