La casa perteneció a mi tatara…tatarabuelo y, como nadie de mi familia quiere poner el pie en ella, me la han cedido sin concesiones.
Dicen que desde la época del abuelo ya se escuchaban ruidos extraños, roces en las paredes o cosas así; no es de extrañar pues en épocas pretéritas ya fue usado el edificio como hospital de sangre en alguna guerra olvidada y he leído que ciertos lugares se impregnan de las emociones que allí acontecieron.
Lo cierto es que la casa impresiona; tiene las paredes tapizadas de retratos sepias: son lejanos parientes que hace muchos, muchos años dejaron de estar aquí; quizás sus restos descansan en el cementerio cercano al lugar entre las lápidas desgastadas por el viento.
No tratar con tus semejantes acaba pasándote factura, las horas se eternizan y la mente no deja de rumiar ideas extrañas; el aislamiento y la soledad hacen mella en tu espíritu y acabas hablándole a las paredes o los retratos…y ellos te responden.
Lo peor son las noches, su silencio…sus ruidos...yo quiero atribuirlo a los roedores, pero sé que ellos no desplazan sillas ni muebles.
De un tiempo acá siento que me estoy volviendo loco, tengo pánico a las horas nocturnas; les confesaré algo: hace tiempo que siento un presencia en mi habitación, una sombra que al principio se deslizaba sigilosamente y ahora se sienta en una esquina del cuarto a observarme.
Yo tiemblo y me sumerjo entre las sábanas de la cama, deseando que amanezca en un instante.
Cada noche aparece una sombra más que acompaña a la otra; al principio me dejaban en paz, se divertían tan solo con percibir mi terror y sufrimiento, pero ahora disfrutan empujándome y moviendo la cama e incluso golpeando mi cuerpo; muerdo las sábanas para no gritar. Cuando ya no puedo más, emito un alarido y salgo corriendo de allí al instante.
Sé que no soy bien recibido en el lugar, pero yo tampoco soporto a las entidades moradoras que me hacen la vida imposible.
No hay vecindario cercano en quien apoyarse, no sé por qué pero nunca nadie quiso construir en su radio.
Me niego a entrar más en mi habitación, pero cuando el sueño me vence y me duermo sobre la mesa del comedor, me despierto en medio de una algarabía de silla y mesas danzantes.
He puesto la casa en venta, a un precio muy asequible, pero nadie quiere comprarla. La regalaría, incluso, a cambio de un miserable cuartito en medio de la ciudad.
¿Alguien de ustedes está interesado en ella? ¡Cómprenla, por favor! O me volveré loco.
Feliz noche de Haloween, jejeje.
ResponderEliminarJajaja, qué miedo. Perdona pero es que a mí esto de los fantasmas me da risa y yo diría que a ti también porque no transmites el terror. ¿Me equivoco?
ResponderEliminarPues tienes razón, Lu. Hay algo que me llama la atención de Hallowen y es que permite "divertirse" con el terror, un contraste muy interesante.
EliminarDe todas maneras no creo mucho en los fantasmas...pero haberlos, haylos.
Un abrazo,amiga.
Lo cuentas con un toque cómico, me gusta. Nos alegra volver a leerte Manuel
ResponderEliminarMuchas gracias, Fina, me gusta volver por aquí y participar siempre que puedo, es un grupo muy simpático.
EliminarUn abrazo.
A veces los fantasmas no habitan en los lugares en los que vivimos, simplemente, viajan con nosotros y es la noche, la noche es su aliada, el conductor de nuestros miedos. Me gusta y tomo el relato como una metáfora introspectiva. Un beso.
ResponderEliminarTienes mucha razón, la mayoría de las veces los fantasmas están en nuestro propio interior y nosotros tenemos la llave de liberarlos o retenerlos.
ResponderEliminarUn abrazo, Mer.
Pues a mi me ha encantado. No despide el terror de Lovecraft, pero está muy bien contado, muy requetebién.
ResponderEliminarTe señalaría una pequeña repetición que has hecho en:"...salgo corriendo del lugar".
Sé que no soy bien recibido en el lugar..."
Yo pondría simplemente: "salgo corriendo". O bien sustituye "lugar" por un sinónimo.
¡Me alegro de volver a leerte, espero que te prodigues más! con lo bien que lo haces...
Es verdad, Amparo, tomo nota de la repetición, considero más correcta tu propuesta y lo corrijo en breve.
EliminarMuchas gracias por tu opin ión y un fuerte abrazo.
Soy felizzzz!!! En la noche de Halloween se ha cumplido mi deseo. Un ser masculino ha invadido VE, biennnnn!!! Mis conjuros surtieron efecto. Y, qué efecto....
ResponderEliminarMe ha gustado ese toque humorístico. Escribir un relato de terror también puede ser gracioso. Y, pobre hombre, no vende la casa porque tenga fantasmas, no, es por la crisis, jajajajaajja...
Wis, ¡eres tremenda! y sí bien por Manuel que nos ha visitado con su casa llena de fantasmas.
EliminarDe acuerdo con la corrección de Amparo, por ahí repites "lugar", lapsus que todos tenemos.
Besos.
Jajajaj. Bien visto, igual tienes razón y es por la crisis, porque como está la cosa, da igual que haya o no fantasmas en la casa que el caso es tener una y creo que hasta estos tienen miedo de que los deshaucien también.
EliminarUn abrazo, Wiss y Yolanda.
Pués a mí si que me ha dado un poco de miedo, es que para esto yo nononono .... Bien por tu relato, Manuel y por tu vuelta.
ResponderEliminarHola, Dori.
ResponderEliminar¿Así que eres miedosilla, eh? ¡¡Es que a las compañeras de arriba no hay quien las asuste!! jejejejej.
Muchas gracias, amiga y un fuerte abrazo.